capitulo 55

499 44 8
                                    

Narra Alfred

Se supone que hoy iba a ser un día memorable, pero nada más alejado de la realidad. Le quería dar las llaves a amaia como símbolo de confianza para que pudiera venir a mi casa cuando se sintiera cómoda, pero fue verlas y vi como su expresión empalidecía. Me dio mucha impotencia que pusiera esa cara por el simple hecho de pensar que le pediría irnos a vivir juntos. No lo veía tampoco tan mala idea y no creo que me mereciera ese trato por su parte. Cualquier persona en su situación habría hablado conmigo para aclararlo todo, pero ella no. Ella prefería salir huyendo como siempre que había algo que la hiciera comprometerse lo más mínimo. Me daba mucho coraje eso y lo que más me daba es que no me hubiera dejado ni explicar nada. Últimamente estaba más rara que de costumbre, pero me dolía demasiado que no se sintiera lo suficiente a gusto como para hablar sobre eso e intentar ayudarla, pero Amaia nunca se dejaba ayudar. Ella se creía muy fuerte cuando en realidad era más frágil de lo que parecía. Ella era Amaia Romero, aunque cuando estábamos juntos parecía simplemente ser Amaia, pero en esta ocasión se había comportado como Amaia Romero con todas sus facultades…
Me quedé sentado y me puse a beber el vino que había comprado para celebrar ese paso en nuestra relación. Que iluso soy, puse la tele y sinceramente me esperaba todo menos eso. Casi me atraganto de la impresión. Había una noticia de última hora en la que decían que tenían pruebas de que la relación entre amaia y yo era falsa y solo servía para ganar fama.
Esto era como si mi peor pesadilla se hiciera realidad, más tarde me daría cuenta que esta no era mi peor pesadilla, era algo aún peor que todavía no era consciente de que estaba sucediendo.
No me podía creer que estuviera pasando eso cuando parecía que mi vida empezaba a mejorar. Ahora me sentía vacío, la necesitaba a ella. Esto era una cosa que nos incumbía a los dos y nadie más que ella me iba a entender, pero no la podía llamar. Estaba demasiado enfadado como para hacerle ninguna llamada ni preguntarle cómo se encontraba y si podíamos hacer algo con aquella noticia.
Así que me fui a la cama y me quedé pensando en cómo podía cambiar mi vida en tan sólo un momento. Primero había pasado el gran miedo de amaia, esto era algo de lo que amaia no se separaba nunca, pero tenía esperanza que desde que somos novios oficiales no volviera a pasar esto. Que iluso soy, me lo creo todo.
También estaba la otra cuestión que podría hacer que nos buscáramos un gran problema. Este podría ser incluso el fin de nuestras carreras musicales y la mía había empezado hace tan poco.
Me sentía mal por esto también, pero sin embargo en mi mente no paraba de repetirse el hecho de que amaia y yo no íbamos a estar juntos y además tenía una mala sensación por mi cuerpo. No sabía a qué se debía pero era cómo un mal presentimiento. Supongo que el hecho de que me hubieran pasado tantos sucesos tan malos en tan poco tiempo no me había dejado indiferente.
Le puse un mensaje a amaia para ver si había llegado bien a casa. Me preocupaba por ello estuviéramos o no juntos y esperé hasta que me contestará, pero al no contestarme y dejarme en leído supuse que estaría bastante enfadada así que no le di mucha importancia.
Entre estos pensamientos me quedé dormido y cuando me desperté miré el teléfono con esperanza de que Amaia me hubiera hablado o incluso contestado al mensaje, pero nada de eso.
Aunque ahora que lo pienso conociéndola es muy capaz de haber llegado a su casa y haberse ido lejos para no estar dentro del barullo al haberse descubierto todo lo del engaño de nuestra relación.
Miré mi móvil y tenía un mensaje de Raul que me decía que tenía que llamarlo con urgencia. Me extrañó mucho, él no era de los que solían mandarme este tipo de mensajes así que le llamé rápidamente.

(llamada de teléfono)
Alfred:¿qué pasa raul?
Raul: joder Alfred ¿dónde estabas? Dime que amaia está contigo porfa vor
Alfred: no raul. Ayer amaia salió corriendo de mi casa para irse a su casa. Habla con Aitana que estará en su casa
Raul: que no Alfred que amaia no volvió anoche. Aitana me ha llamado y dice que no sabe nada de ella desde ayer por la tarde antes de que se fuera a su casa.
Alfred: no me digas eso… a ver si está en un hotel.
Raul: hemos llamado a todos los hoteles de Madrid y no está en ninguno. Además no hay ningún movimiento de su tarjeta de crédito. Algo le ha pasado, yo lo sé lo siento.
Alfred: puedes contar conmigo. Ahora quedamos donde me digas y vamos a buscarla
Raul: ven a  mi casa. Ahora te mando la dirección y nos vemos aquí que está Aitana
Alfred: ¿aitana está bien?
Raul: ¿tú que crees? Anda vente

Al poco tiempo me mandó la dirección y cogí el coche rápidamente para irme a su casa. En el camino me encontré muchos periodistas preguntando por la noticia, pero no dije absolutamente ni una palabra. Lo que menos ganas tenía ahora mismo es de hacer caso a esa gente, lo único que me importaba era recuperar a amaia quiera o no estar conmigo. Lo que me importa por encima de toda las cosas es ella y no soportaría que nada malo le pasase y mucho menos por mi culpa. Si no le hubiera hecho esa estúpida proposición jamás hubiera salido corriendo y hubiéramos terminado teniendo una cita cómoda en casa sin más preocupaciones.
Sin embargo aquí me encuentro ahora en la puerta de la casa de Raul con miedo de lo que pueda llegar a contarme si me va a hacer más daño del que pudiera soportar.
Llamé a la puerta y me abrió una mujer de unos cuarenta años en bata y con una niña dormida entre sus brazos que calculo que tendría unos cuatro o cinco brazos. Supongo que sería la mujer y una de las hijas de Raul, pero ahora mismo no estábamos para formalismos y ella simplemente me hizo una señal para que sentara para encontrarme con Raul.
Cuando entré me encontré con Raul en el sofá con Aitana llorando sin parar. Había escuchado hablar a Amaia maravillas de él, pero nunca me esperaba que fuera así. Conmigo había sido más bien seco y directo, pero sin embargo ahora se mostraba como si amaia para él fuera más una hija que otra cosa.
Me senté en una silla tal y como me indicaba y me dijo

Raul: a ver Alfred. Yo no sé tú, pero he estado notando a amaia rara esta semana. Es como si lo estuviera pasando mal por algo ¿entre vosotros ha pasado algo malo?
Alfred: esta semana no ha pasado nada malo, pero hoy salió corriendo al…
Raul: ¿al que? Dímelo Alfred es importante que lo sepa
Alfred: pues le iba a dar unas llaves de mi casa para que viniera cuando quisiera como muestra de confianza, pero creo que se creía que quería que nos fueramos a vivir juntos y entonces salió corriendo. Ha sido mi culpa…
Raul: no es tu culpa… culpa es de quién se la haya llevado…
Alfred: quizás sólo huye de mí…
Raul: si huyera de ti se llevaría a Aitana, pero no lo ha hecho y la conozco desde hace demasiado tiempo como para pensar que huiría dejando a Aitana aquí.
Aitana siguió llorando y yo me senté junto a ella para que llorara en mi hombro. No me gustaba ver a Aitana así, pero me veía incapaz de encontrar la solución para esto.
Alfred: ¿y raul has llamado a la policía?
Raul: claro que lo he hecho. Es lo primero que hice, pero cómo salieron esas noticias se excusan de que no se da a nadie desaparecido hasta 48 horas después… además ellos creen que se está emborrachando por ahí, pero es verdad que eso lo hubiera hecho la antigua amaia, pero ella no ahora no…
Alfred: ¿y cómo podremos encontrarla nosotros?
Raul: pues a ver he contratado a un detective privado. Bueno más que contratado se trata de mi mujer, Eva. Ella nos va a ayudar y la vamos a encontrar. ¿podemos contar contigo?
Alfred: eso está hecho. Haría cualquier cosa porque amaia esté a salvo de vuelta.
Raul: entonces estamos en el mismo bando. No esperaba menos de ti García. Manos a la obra.

Amor pactado (Terminada Y Editando )Where stories live. Discover now