v e i n t e

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"Bienvenido a la semana de las fraternidades, la Universidad Andrew Fisher te invita a celebrarla con el mayor júbilo estudiantil".
"Recuerda; una convivencia sana es lo que forja verdaderos lazos".

Ese cartel está horrible —dijo Calum en dirección a la enorme pancarta frente al fraccionamiento de las casas privadas, en donde se encontraban las fraternidades.

La calle no lucía abarrotada de personas, y para ser casi las 4:00am eran las suficientes como para hacer ver que el evento era interesante y poder caminar tranquilo entre ellas.

—Aquí vamos...

—Espera, Michael —Ashton detuvo a Michael justo antes de "pisar territorio desconocido"—, ¿cuál es el plan, exactamente?

—Buscar a Carrie.

—Eso lo sé, Calum, pero necesitamos una estrategia de verdad, no sé ustedes pero yo sí he aprendido varias cosas de esta noche y ser golpeado por no tener un plan no está en mi lista, no más.

—Pi Kappa Alpha, no lo olviden, vamos directo a esa casa, Pi Kappa Alpha, no nos desviamos, no hablamos con nadie, nos dirigimos directo a...

—Pi Kappa Alpha, demonios, Luke, ya estamos aquí, relájate...

Para ser sincero, lo menos que podía hacer en este preciso momento era relajarme.

Caminamos escasos cinco metros y alguien detuvo del hombro a Michael, cuando nos dimos vuelta vimos a un chico con una camiseta verde militar y un pin de una fraternidad, la sangre se me heló por un momento.

¿Puedo ayudarlos en algo? —preguntó con la mayor amabilidad que alguna vez escuché, ¿son de los primeros años?

—No, nosotros...

—Ah, ya sé, deben estar buscando una fraternidad para unirse, ¿cuáles son sus hobbies?, las fraternidades pueden ser filantrópicas, académicas o culturales. Tú luces como alguien deportivo, ¿no te interesaría entrar a Alpha Tau Omega?, tienen un gran equipo de fútbol —dijo, dirigiéndose a Calum— aunque, también el equipo de baloncesto es muy bueno.

—Por el momento no estamos buscando...

—Oh, vamos muchachos, encontrar una fraternidad es de lo mejor en la "U".

—¿La "U"?

La universidad, Luke —me respondió Ashton, atento al chico entusiasta.

—¿Qué me dices de Pi Kappa Alpha?

—Esa es una hermandad.

Entonces... dije sin entender el porqué de la notable confusión y aparente gracia que el chico encontró en mi pregunta.


—Las hermandades son para las mujeres y las fraternidades para los, bueno, hombres. Aunque si ustedes son algo más liberales sobre esos temas lo entendemos totalm...

—Solo queremos saber dónde está —interrumpí—, estamos buscando a una... amiga.

—Ya veo, bueno, en ese caso... Pi Kappa Alpha está, escuchen bien, caminan derecho pasando, uno, dos, tres, cuatro... ¡siete! fraternidades hacia el fondo, y doblan a la izquierda, ahí van a encontrar un señalamiento que les va a indicar que han llegado, es la fraternidad de las chicas de la facultad de artes, hay un puesto de algodón de azúcar y creo que un toro mecánico.

Fácil, entendido.

—¡Suerte! —nos dijo animado el chico cuando nos alejamos considerablemente.

Los universitarios no eran muy distintos a nosotros, chicos normales, comiendo palomitas, bebiendo alguna cerveza, conversando, eran relajados y bastante normales, aunque ciertamente lucían más ojerosos y desgastados que nosotros, la vida universitaria era básicamente eso... vida, sin más. Con suerte avanzaríamos muy rápido hacia la séptima casa y con aún más suerte, la encontraríamos pronto.

—¡Hola! —nos saludó una chica animosamente, de camiseta morada y cabello negro con flequillo, llevaba una bandeja de brownies en las manos—, ¿son de primer año?

—Sí, es nuestra primer semana de fraternidades —habló Michael antes de que pudiéramos decir algo—, ¿son esos brownies?

La chica, sonriente y gentil, estiró los brazos y nos ofreció varios.

—Los hicimos nosotras, son los últimos, tenemos siete diferentes sabores, nueces, chocolate, chocolate blanco, doble chocolate, crema de avellanas, café con caramelo y caramelo, nuestra hermandad les da la bienvenida y son libres de tomar cuántos quieran, son especiales...

Nuestras tripas rugían y en verdad no prestamos mucha atención a lo que decía la chica, mientras hablabla y hablaba sin parar, cada uno tomó una gran porción de brownies, exceptuándome a mí, quizá, que solo tome dos de chocolate blanco, guardando uno para después, dejando la bandeja vacía y nuestros estómagos satisfechos, Ashton había tomado algunos más para seguir comiendo mientras agradecíamos a la chica.

Seguimos el camino, nos acercábamos a la séptima casa para doblar en dirección a la izquierda, de vez en cuando Ashton, Calum y Michael se distraían con uno que otro puesto de la universidad, terminaron llenos de folletos.

Y entonces, llegamos, había un puesto de algodón de azúcar y en efecto, un toro mecánico.

—No sé ustedes, pero necesito subirme a ese toro —nos informó Michael y antes de que pudiera negarme, me dijo—, ya estamos aquí, Luke. Puedes hacer el resto mientras hago fila.

Y sin reclamos, acepté, había aproximadamente diez chicos y chicas esperando por su turno y un Michael fuera de la búsqueda no causaría inconveniente.

—Solo no hagas tonterías.

—Eso es ofensivo —se defendió Michael de Ashton fingiendo falsa molestia.

—Me quedaré con él —dijo Calum—, es mejor.

Un Calum menos. No había problema.

Un chico de lentes se nos acercó a Ashton y a mí en cuanto saqué el brownie de mi bolsillo y lo despojé de su envoltura.

—¿Aún quedan happy brownies? —nos preguntó señalando con el dedo índice mi mano con el trozo de brownie.

Happy brownies. Maldición, maldición, maldición.

Los calcetines de Carrie (l.h.fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora