Capítulo 8 Hay algo en mí

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Pablo se había levantado al baño y no esperaba encontrarse con esa imagen en su sofá. Miriam dormida de lado en su sofá con la melena esparcida y la respiración tranquila. Miró el reloj sorprendido eran casi las 3 de la mañana y se le habían pasado las horas volando. Y no supo que hacer ¿la dejaba dormir o la despertaba?

Buscó su móvil y justo cuando lo tenía en su mano empezó a sonar. El número era desconocido.

- ¿Sí?

-Pablo, que bien que me coges el móvil. Soy Nerea y estoy muy preocupada por Miriam, hace horas que me envió un mensaje diciendo que venía para acá pero no llega y no coge mis llamadas, mira la hora que es-cogió aire y Pablo intentó interrumpirla diciendo su nombre, pero no pudo-os mentí, no estaba bien y se quedo en un parque cerca de tu casa ¡Ay Pablo estoy preocupada, mucho! -exclamó llorando.

Pablo se había alejado por el pasillo.

-He llamado a la policía, pero me dicen que no pueden hacer nada hasta que pasen 24 horas...

-Nerea, para, tranquila, Miriam está en mi casa.

Eso dejo a Nerea desconcertada.

-No sé si mataros o...-rio llorando. ¿Qué hacéis que no coge el móvil? ¿He interrumpido...

-No, que tus pensamientos no vayan por ahí. -No le apetecía contarle todo pero la pobre Nerea se merecía una explicación. -La encontré en el parque, vinimos a mi casa para que llamará a un taxi y la invité a un té y...-cada parón de Pablo alteraba a Nerea. -acabo de volver del baño y está dormida en mi sofá.

- ¿Vas a despertarla?

- ¿Debería? -preguntó nervioso.

-Bueno Miriam no tiene muy buen carácter si la despiertan de manera brusca además de que si la pillas en "trance" va a ser muy difícil que se despierte.

-Estaba muy cansada, espera un momento, voy a ver si se despierta.

Pablo interpretó el silencio de Nerea con que estaba de acuerdo con él. Este camino despacio hasta donde ahora Miriam estaba estirada en su sofá y abrazada a un cojín. La imagen le hizo dibujar una amplia sonrisa en su cara. Se puso de cuclillas a su lado.

-Miriam. -susurró primero para no asustarla si no estaba del todo dormida, pero tuvo finalmente que repetir varias veces su nombre y lo único que consiguió es que se acomodara más en el sofá dijera su nombre y un par de palabras en gallego que interpretó como un "ahora no".

-Nerea ¿sigues ahí?

-Si, ¿se ha despertado?

-Negativo, está profundamente dormida.

- ¿Qué vas a hacer?

- ¿Qué debería hacer? -pero la pregunta iba más dirigida a él que a la persona del otro lado de la línea. -Creo que voy a dejarla dormir.

-Pablo, muchas gracias por todo lo que estás haciendo por ella.

-No te preocupes Nerea, mañana la tienes en casa. ¡Buenas noches!

- ¡Buenas noches!

Se puso a andar nervioso por el salón, no sabía si moverla a la habitación de invitados o dejarla allí y no molestarla, pero al día siguiente le iba a doler todo. Después de un par de vueltas decidió moverla de sitio, sabiendo que estaba profundamente dormida, y si no lo estaba, se despertaría y ya que decidiera ella.

Con mucho cuidado la levantó en brazos, pero Miriam no se despertó al contrario se agarró a su cuello y puso su cara allí mientras decía su nombre.

Ellos y un piano: PabliriamWhere stories live. Discover now