26.

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— Has silencio. — Mark, abriendo lentamente la puerta. — Normalmente se van todos a dormir a las nueve. Pero mi madre tiene el sueño liviano, y si se entera que llegamos a esta hora y encima alcoholizados, nos golpeará a ambos con una ojota. — Dejó pasar a Donghyuck y cerró la puerta detrás de él. — No le importará que tú no seas su hijo, te dejará la suela marcada en el trasero igual. Luego llamará a tus padres.

— ¿Ya te lo ha hecho? — Preguntó divertido Donghyuck, observando de la casa lo que la luz mortecina de la luna que entraba por la ventana le permitía.

— Con Jaemin. — Dijo luego de asentir. — Varias veces.

Se quedó estático.

¿Y ahora?

Cada vez que Jaemin iba a su casa, éste se manejaba como si de su propia casa se tratase. Abría la heladera sin preguntar, subía a su habitación que se encontraba en el segundo piso y se echaba una siesta en su cama, e incluso ha habido veces que le ha dicho "Mamá" a su madre.

¿Qué se supone que se hace cuando una persona que no es tu mejor amigo va a tu casa?

Donghyuck se echó en el sofá de la sala de estar, despatarrado.

— Tengo sueño... — Susurró, cerrando sus ojos.

— Eh, sí. — Dijo Mark con sarcasmo en su voz. — Siéntete como en tu casa, sí.

Suspiró.

Había olvidado que a Donghyuck no le importaba nada.

— Este sofá es duro. — Se quejó Donghyuck.

— Ve a la cama. — Soltó inconscientemente Mark, acostumbrado a que Jaemin le dijera eso cada vez que quería echarse una siesta en su colchón de dos plazas y rodeado de sus cuatro almohadas de pluma.

Se mordió la lengua tras decirlo.

— No vas a violarme, ¿O sí? — Preguntó Donghyuck.

— Depende, ¿Quieres que te viole?

— Depende, ¿Quieres que te deje otra vez en el hospital?

— Creo que tengo una bolsa más de doritos... — Mark se volteó, y sintió su corazón dar un salto al oír la risa de Donghyuck detrás de él.

— ¿De verdad puedo dormir en tu cama? — Preguntó.

— A mí no me supone ningún problema. — Mark se encogió de hombros. — Pero quiero que sepas que yo también dormiré en mi cama. Es mía.

Donghyuck se apeó de un salto.

— Entonces sí te supondrá un problema. — Dijo, acercándose a él. — Pateo cuando duermo.

Mark sonrió.

— Yo violo cuando duermo. — Donghyuck sonrió falsamente y pateó la pierna de Mark. — Sígueme. — Dijo Mark con un hilo de voz, intentando no gritar de dolor pero sin quejarse de la patada. Después de todo, se la había buscado.

Una vez llegados a la habitación, Donghyuck se quitó las zapatillas pisándolas y sin molestarse en desatar los cordones. Cuando logró descalzarse saltó a la cama, rebotando y abarcando tanto largo y ancho del colchón como sus extremidades extendidas le permitiesen.

— ¡Qué cómoda es tu cama, Mark! — Exclamó Donghyuck con el rostro hundido en la mullida almohada de plumas, boca abajo.

Mark no prestó atención a lo que él decía, pues se encontraba demasiado ocupado en intentar averiguar dónde acababan las piernas y dónde comenzaba la espalda. ¡Este muchacho no tenía trasero!

GENDER BENDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora