Capítulo 5

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Hola! hoy lo pongo más temprano porque esta noche no puedo escribir. Espero que os guste mucho, jeje.

Mañana toca Breacking chains y aula 155 que la voy subiendo cada día. No leemos por ahí.

Besos mil.

V

Cuatro años antes:

Tras haberse presentado en casa de Inés por sorpresa y haber compartido con ella el sofá cama, despertó con la sensación de no haber dormido más de tres horas, sintiendo los rayos del sol golpeando con fuerza su rostro y el cálido aliento de la joven jerezana en su cuello.

Inés seguía profundamente dormida a su lado, durante la noche se había aferrado a ella inconscientemente, atrapándola en un abrazo en medio de sus sueños. Notaba el peso muerto de su brazo sobre el estómago y el cosquilleo en su cuello cada vez que Inés respiraba, provocándole un hormigueo por todo el cuerpo que aun no era capaz de catalogar. Apenas se movía, conteniendo el aliento para no despertarla, perdiéndose en sus facciones mientras dormía, tan tranquila y relajada, con media sonrisa en sus labios.

La miras a ella como me mirabas a mí resonó una vez más en su mente con fuerza, sintiendo el aleteo de mil mariposas despertando en su estómago al contemplar a Inés dormir, era tan bonita, tan perfecta... ¿Cómo no se había dado cuenta antes de todo lo que provocaba en ella únicamente mirarla?

¿Podía ser cierto? Pablo podía haber visto las señales que ella era incapaz de ver, el deseo que nacía en sus entrañas de acariciar suavemente los lunares de Inés, de enredar sus cabellos entre sus dedos, de perderse entre sus labios... Su corazón se saltó un par de latidos al ver como la jerezana se removía en sueños... ¿Se estaba enamorando de Inés?

Al mismo tiempo que esa pregunta, aterradora y contundente, nacía en su mente, los ojos castaños de la jerezana se fueron abriendo despacio, mientras dejaba atrás el sueño y despertaba a la realidad. Sus miradas se encontraron, demasiado cerca, ya que Inés seguía abrazada a ella como si fuese su oso de peluche personal, la joven sonrió al reconocerla, una sonrisa blanca y limpia, de esas que le achinaban los ojos y hacían que su rostro se tornase demasiado adorable. Iba a darle los buenos días cuando un carraspeo enfadado sonó tras ellas, sobresaltándola y obligándola a apartarse de Inés, rompiendo ese momento que solo era de ellas.

Sentándose en el sofá, miró hacia atrás para encontrarse con Felipe, ya vestido con su traje azul oscuro de ejecutivo, mirándolas con una mueca de disgusto en el rostro.

Fue a saludarlo, entre tímida y nerviosa, sintiéndose muy incómoda con la situación ya que él parecía bastante enfadado y, por lo que le había contado su amiga, Felipe enfadado era bastante desagradable.

Inés se estiró sobre el sofá, acariciando su cara para espantar los restos de sueño y suspirando, pues sabía que se avecinaba una discusión y era demasiado temprano, sin contar con que estaba Irene en casa y no tenía ganas de que la madrileña presenciara un estallido de su marido.

Se levantó, dispuesta a enfrentarse a él, cada vez con menos ganas pues, con el paso del tiempo, el amor que sintió por él se había ido desgastando y empezaba a sentir que su matrimonio era más una carga que el motivo de su felicidad.

-Has estado bebiendo.- Ni siquiera un buenos días, su voz cargada de reproche, de ira. - ¿No has pensado que si estas embarazada matarás a nuestro hijo?

Y ahí estaba, el origen de todos sus males, de todos sus problemas. Su incapacidad para quedarse embarazada y darle a Felipe ese hijo que tanto deseaba. Suspiró derrotada y agobiada.

Without youWhere stories live. Discover now