Capítulo 14

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Hola! Os dejo aquí el penúltimo capítulo de este fanfic. ESTOY LLORANDO MUCHO.

Siento la tardanza, es lo más difícil que he escrito en mi vida...Aprovecho para dedicarselo a Vero porque sin ella, no habría sido posible. Veranto esta navegando amiguis. Remad con nosotras.

Sis, a ti te dedicaré el de mañana que es el último y uno de los más especiales.

Espero que os guste mucho. Hasta mañana.

XIV

Sus pulsaciones se habían disparado y no había manera de devolverlas a un ritmo normal, desde que la radio dejó de retransmitir toda la operación policial no había podido estar quieta medio segundo. Caminaba de un lado al otro, repiqueteando por el suelo, jugueteando con su pelo y sintiendo como su estómago se giraba, daba piruetas en su interior, comida por los nervios.

La tensión y la presión de los últimos dos meses se había asentado en su pecho, oprimiéndolo, mientras sentía que se ahogaba, que le faltaba el aire, que las lágrimas invadían sus pupilas, completamente fuera de sí, fuera de control, ansiando recibir noticias, recibir la confirmación de que Inés estaba a salvo y de que Felipe no podría volver a hacerle daño nunca más.

Al ver que no quería irse a casa y que no dejaba de moverse de un lado a otro de forma desquiciante, los agentes la habían metido en una de las salas de interrogatorios, quizás para quitársela de en medio, con Pablo acompañándola en silencio, sintiendo también congoja, ansiedad y unos nervios enfermizos, esperando que Inés estuviese bien.

Creyendo que iba a volverse loca, se detuvo en seco, intentando respirar correctamente y calmarse lo suficiente para salir de esa sala y volver a preguntar si había noticias, cuando uno de los agentes entró a buscarla, haciendo que su corazón diese un vuelco en su pecho, ansioso e impaciente.

-Señorita Montero.- El agente se dirigió a ella con el respeto que le profería su cargo público. – Han llegado del operativo, tienen a los secuestradores.

No quiso escuchar más, salió de esa habitación con demasiada prisa, sin tan siquiera responder al joven policía que la había avisado, con Pablo siguiéndola, preocupado por cómo pudiese reaccionar.

Frenó en seco, quedándose estática y congelada al encontrarse de frente con Felipe, custodiado por dos agentes. Hacía más de tres años que no veía a ese hombre y su presencia, removió su estómago provocándole arcadas, mientras sus pupilas se llenaban de odio y rabia hacia ese ser que había retenido y torturado a Inés.

De pronto, Felipe levantó la mirada y sus ojos se encontraron, haciendo que se disparasen todas sus alarmas al ver como él dibujaba una mueca de alegría desmesurada en su rostro, antes de empezar a reírse como un demente enfermo.

-Te la he quitado puta.- Empezó a gritar, para hacerse oír, dirigiéndose hacia ella. – La he matado, ya no volverás a verla.

Una sensación de vértigo la recorrió por entero al escucharlo, negándose a creer sus palabras, mientras la rabia mezclada con las imágenes de Inés sufriendo, provocaron que, de un impulso y sin que nadie pudiese detenerla, estrellase su puño contra la nariz de Felipe en cuanto estuvo suficientemente cerca. El impacto de su puñetazo logró que los agentes que le custodiaban, perdiesen fuerza en su agarre y Felipe se precipitase al suelo, donde empezaron a lloverle patadas furiosas mientras Irene, completamente fuera de sí, no escuchaba los gritos de Pablo o de la policía rogándole que se detuviera, chillándole a ese monstruo que iba a destruirlo por haberse atrevido a hacer daño a Inés, hasta que sintió como la sujetaban, levantándola y apartándola de Felipe, con sus piernas aun pateando el aire, las lágrimas rabiosas bajando por sus mejillas y su rostro encendido, rojo de ira.

Without youWhere stories live. Discover now