Capítulo 6

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Hola! Aquí estoy. He tardado porque creo que es el capítulo de un fanfic más largo que he escrito en toda mi vida. Ya sabéis que es un regalo por las más de mil visitas, porque hoy no tocaba. Lo bueno es que mañana tendremos otro más de este, ya que era el día que tocaba publicarlo, jajaja.

Bueno, no me enredo más, os dejo leer, pero que sepáis que os adoro muchísimo.

Hasta mañana.

VI

Poco a poco fue volviendo a la consciencia, con un gemido ahogado de dolor, escapando de sus labios.

No había un solo centímetro de su cuerpo que no le doliese, abrir los ojos a la oscuridad del zulo infernal, supuso un auténtico suplicio, la cabeza le daba vueltas y le ardían las heridas que su captor le había provocado, tras la golpiza de patadas y puñetazos que llovieron sobre ella.

Se sentía débil, mareada, con las nauseas bailando en su estómago ante el olor putrefacto a alcantarilla que bailaba en ese lugar. Sin fuerzas, sin poder moverse, inerte sobre ese putrefacto colchón, aferrándose a la consciencia, a la vida, con todo su ser, invadida por el pinchazo constante de sus heridas, enviando oleadas de dolor agudo a su cerebro, certificando que seguía viva y dispuesta a luchar por salir de ese lugar y volver a los brazos de Irene.

El sonido de la puerta abriéndose, disparó todas sus alarmas. No estaba preparada para un nuevo cara a cara con sus captores.

No queriendo mostrarse débil ante esos monstruos, usó toda la adrenalina que recorría sus venas para enderezarse y quedar sentada sobre el colchón, mientras sus ojos se acostumbraban a la penumbra y lograba vislumbrar una figura ante ella, con una bandeja en las manos.

En seguida supo que ese hombre no era el habitual, su estatura era más baja y había entrado a la estancia sin cubrir su rostro. En cuanto pudo enfocar si vista, descubrió quién era su visitante, cubriendo su mirada de ira y odio al instante.

-Tú...- Dijo ella, rompiéndose de dolor, ya que le costaba pronunciar palabras mientras le ardían los pulmones, y sentía pinchazos como puñaladas en su pecho. – Maldito hijo de puta.

-¿Dónde ha quedado tu educación Inés?- Le respondió, acercándose a ella y depositando la bandeja con su comida en el suelo, mientras se arrodillaba, poniéndose a su altura y aferrando con fuerza su barbilla para obligarla a mirarlo fijamente. -¿Acostarte con esa piojosa te ha pegado sus malos hábitos?

Sus ojos se cubrieron de asco, de rabia, de ira... Ante ella, el rostro de Felipe, con una sonrisa irónica en sus labios y el desprecio pintado en su mirada. No pudo contenerse, lanzando un escupitajo directo a la cara de su ex marido. Este ni se inmutó, limpiándose con parsimonia mientras reía como un cínico.

-Ni se te ocurra ensuciar su nombre hijo de puta.- Le ladró furiosa. – Tú no le llegas ni a la suela del zapato.

Su carcajada le traspasó los tímpanos, mientras volvía a agarrar su barbilla con fuerza, pegando sus rostros, golpeando sus fosas nasales con el tufo a alcohol de su aliento.

-No te haces una idea del placer morboso que me produce ver el rostro de esa zorra, descompuesto, preocupada por ti.- Empezó a marearse, a sentir un asco profundo hacia ese hombre ante ella, mientras se acercaba cada vez más, para susurrarle sus palabras envenenadas. –Si no me hubieses dejado, ahora no estarías aquí.

Agarrándola por el mentón, sin que esta pudiese mover el rostro, Felipe embistió sus labios con furia, provocando que, el odio que llevaba en su interior, estallase en su pecho, mordiendo el labio invasor con fuerza, hasta sentir el metálico sabor de la sangre en su boca.

Without youWhere stories live. Discover now