Capítulo 7

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Hola!! llego tarde, lo sé, pero no paré en todo el día jeje. Bueno, espero que os guste mucho el capítulo y que lo disfrutéis. No me enredo, que vaya horitas... Hasta mañana.

VII

Despertó con el estruendoso pitido del reloj, avisándola de que ya eran las siete de la mañana. A tientas, golpeó impaciente hasta encontrar el botón que apagaba el despertador, dejándose envolver por el silencio, mientras un suspiro cansado se escapaba de sus labios.

De forma perezosa, se estiró sobre la cama, agarrando la almohada del lado de Inés y llevándola hasta su cara, para dejarse envolver con el aroma de la jerezana, aun impregnado en ella.

Lágrimas rebeldes escapaban por sus mejillas, dejando atrás su máscara de fortaleza, la misma que llevaba durante el día en todas sus apariciones ante la prensa, pidiendo, suplicando, rogando por Inés, sin recibir respuesta... Ya había pasado un mes y, cada día que transcurría sin noticias, la estaba desquiciando.

Su rutina se basaba en comparecer ante la prensa, reunirse con Albert y con la policía encargada del caso, analizando sus opciones, mientras al llegar al apartamento de Inés, se perdía entre carpetas, datos inconexos, sin encontrar una vía o un puente para unirlos... El caso de ese secuestro traía de cabeza a todo el país, los agentes estaban desesperados buscando un hilo del que tirar, a ciegas.

Con los ojos cerrados, repasó mentalmente todo cuánto tenían hasta el momento, las demandas de los secuestradores, completamente irrealizables... como si no fuesen más que un señuelo. Esa idea llevaba torturando su mente semanas, por lo que, personalmente, se había dedicado a investigar, dando palos de ciego, quién podría querer distraer a toda la nación con un secuestro.

Perdida en sus pensamientos, se sobresaltó al escuchar el tono de llamada de su teléfono. Alargó la mano, perezosa, mas al ver el nombre de Albert, se enderezó de un salto, respondiendo mientras le temblaban las manos.

-Albert... ¿Hay noticias?- Dijo con el pulso acelerado y la garganta seca.

-Irene...- Respondió él, con voz seria, poniéndola nerviosa. –Debemos reunirnos en la sede, hemos recibido un DVD.

Ella permaneció en silencio, analizando en su cabeza la nueva información. Después de un mes volvían a tener noticias y no sabía cómo sentirse, si aliviada, esperanzada o terriblemente aterrada.

-¿Irene? ¿Sigues ahí?- La voz de Albert la devolvió a la realidad de golpe, obligándola a respirar profundo para relajarse. -¿Nos vemos en la sede?

-Sí, en una hora estaré ahí.

La llamada se colgó y ella se levantó de la cama de un salto, dispuesta a prepararse y salir corriendo a la sede de Ciudadanos, donde solían reunirse para tratar en secuestro de Inés, sin saber qué le esperaba, con la duda, la ansiedad y el deseo de, al menos, tener noticias de la jerezana... pero ¿Por qué un vídeo? ¿Por qué no una fotografía como la última vez?

Con prisa, se metió en la ducha, intentando relajarse y no pensar, adecentándose para volver a cubrirse con su máscara, para presentarse ante sus rivales políticos una vez más, luchando por devolverle a Inés la libertad, por tenerla finalmente en casa.

Ya lista, cogió un taxi para llegar cuanto antes a la sede de Ciudadanos. Durante el trayecto, la música sonaba en aleatorio en sus auriculares, aunque ella no era capaz de centrarse en las letras ya que no las estaba escuchando. Finalmente llegó a su destino, pagando el importe del viaje, se apeó del vehículo y avanzó, con la cabeza alta y paso imponente, en dirección a ese edificio, a la sala de juntas donde Albert, junto a los dirigentes del resto de partidos ya la estaban esperando.

Without youWhere stories live. Discover now