Capítulo 9

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Hola! Ya estoy por aquí con este fanfic. No me voy a enrollar mucho porque es tardísimo, perdón por eso pero la universidad es malvada y me quita tiempo de escribir u.u.

Quiero daros las gracias una vez más por todo, porque sois geniales, porque mi día a día en twitter es maravilloso gracias a vosotras. Sois lo mejor que me ha pasado.

Y ya me callo. a leer y a disfrutar. hasta mañana.

IX

Un suspiro cansado escapó de sus labios, mientras se aferraba, quizás con demasiada fuerza al lavabo y sus ojos se perdían contemplándose en el espejo. Su rostro no era más que una sombra, los pronunciados círculos violeta bajo sus ojos certificaban sus noches en vela mientras el brillo apagado de su mirada gritaba en silencio su desesperación.

No había sido capaz de pegar ojo desde el video, desde el momento en el que vio con sus propios ojos como un mal nacido disfrutaba torturando a Inés. Se le encogió el estómago una vez más, notando como las lágrimas volvían a deslizarse por su pálido rostro, mientras cerraba los ojos, intentando evocar los momentos felices que ambas habían compartido para así eliminar esas horribles imágenes que martilleaban su cabeza.

Secando casi con rabia esas escurridizas lágrimas que no podía contener, abrió el bolso, buscando maquillaje para adecentarse, mientras seguía esperando en ese lavabo, en la sede de ciudadanos, a que Pablo llegase de Madrid. No iba a tardar mucho más así que se puso manos a la obra para enmascarar su propia agonía, fielmente reflejada en sus rasgos.

Lentamente, fue cubriendo los estragos de sus noches en vela, de su llanto incesante, del dolor que la quebraba por dentro, sintiendo como su corazón se hacía pequeñito en su pecho, como los suspiros se escapaban de sus labios, sus ojos se cubrían de lágrimas y su garganta se cerraba impidiéndole respirar con tranquilidad. El veneno de su mente, el aguijón de aquellas imágenes, de Inés sufriendo, removiéndose en aquel asiento mientras se ahogaba, mientras la torturaban...

Dejó el maquillaje en el bolso otra vez, aferrándose nuevamente a ese lavabo, luchando con todas sus fuerzas por mantenerse entera, mantenerse serena, por no caer.

Cuando consiguió calmarse un poco, respirando despacito para no volver a desesperarse, vio por el rabillo del ojo su teléfono móvil y, como un acto reflejo, lo agarro pues necesitaba desesperadamente sustituir esas horribles imágenes por un recuerdo, uno que la calmase, que le diese la fuerza suficiente para seguir en pie, para enfrentarse a lo que se esperaba de ella para esa jornada.

Se colocó los auriculares con cuidado, rebuscando en su galería, buscando un video específico, el que necesitaba en ese momento, el que su corazón le estaba pidiendo a gritos.

Cuando por fin lo encontró, se sentó contra la pared, sabiendo que tendría que volver a maquillarse pero le daba lo mismo, necesitaba ver dicha grabación, en bucle si hacía falta, para no perderse a sí misma, para no perder la esperanza.

Le dio al play y sus ojos volvieron a cubrirse de lágrimas, al ver el rostro de Inés, concentrada, colocando su teléfono en algún lugar estratégico para grabarse a sí misma sin tenerlo en las manos.

-Hola amor meu.- El sonido de su voz le llegó nítido, dibujándole una sonrisa. Se sabía cada segundo de ese video de memoria y aun así seguía mirándolo.- Te he robado el teléfono mientras duermes. Mañana vuelves a Madrid y sé que no te gustan las despedidas así que, espero que en algún momento encuentres este vídeo en tu galería y lo mires por curiosidad.- Inés ponía una sonrisa dulce mientras hablaba, incluso se reía bajito en alguna ocasión, era tan preciosa, despeinada y con aquella camiseta gigante de un grupo de música extraño que solo ella conocía. Suspiré una vez más, concentrada en cada gesto que me regalaba desde la pantalla. –En realidad no sé ni a quién quiero engañar amor meu, si mañana no lo has visto yo misma te diré que lo hagas.

Without youWhere stories live. Discover now