Capítulo 3 - Desaparecido

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El cielo se había tornado de color rojizo, las nubes grisáceas que abundaban en el sobrio cielo de la ciudad de Nueva York habían dado paso a un paisaje digno de ser pintado. Ello, sumado al hecho de que ya no se encontraban en la caótica Nueva York, ciudad en la que Industrias Stark operaba. En realidad, Anthony Stark se había montado en uno de sus convertibles Ford apenas supo que tenía un rayo de esperanza ante el problema del reactor ARC.

Horas antes, este había llamado a su fiel asistente Pepper Potts para que pueda cubrir su ausencia en la compañía. Si bien al principio la rubia se encontraba un poco molesta porque su jefe había interrumpido sus vacaciones; ella lo comprendió, pues sabía que el magnate debía tener sus razones para ausentarse, y saber que la persona en la que más confiaba este era ella la hacía sentir muy contenta. De hecho, a pesar de que la pseudo-relación entre ambos había terminado, todavía existía un fuerte vínculo de amistad y complicidad comparable a la que se puede encontrar entre hermanos.

Tony, por su parte, no quería preocupar a Potts, por lo que decidió no contarle nada sobre el problema que tenía y el riesgo de muerte por el que corría. Así era él, podía resultar muy irreverente y despreocupado a menudo, pero ante todo, siempre se sacrificaba por sus seres queridos.

En estos momentos el barbudo se había quedado absorto en sus pensamientos; recordaba por todo lo que había pasado, como CEO de Industrias Stark, y como el Hombre de Hierro; denominación que consideraba un poco incongruente debido a que en realidad no se trataba de hierro, sino que era una aleación de los metales más resistentes que puedan existir. Él era Iron Man, y no tenía miedo de expresarlo al mundo, motivo por el cual había organizado un gran evento presentando a su último invento: la Mark III, pese a que la señorita Potts le había aconsejado no hacerlo; entonces, ¿por qué en estos momentos sentía miedo?

- Señor, llegamos a Cleveland.

- Ok, JARVIS. De acuerdo a los últimos datos, el doctor Bruce Banner habría realizado investigaciones en este lugar. No obstante, se dice que ha sido reportado como desaparecido desde hace un año exactamente, fecha que coincide con la publicación de su investigación y con la misteriosa explosión a unas cuantas millas de aquí. Lo que quiero que hagas ahora es que nos dirigas al sheriff de este condado. Quizá el nos pueda dar mayor información.

- Por supuesto, señor.

El sitio en donde se encontraba el sheriff era un lugar lúgubre y algo desordenado; allí estaba una persona de una edad similar a la de Tony, por el aspecto se podría decir que era alguien que se había entrenado en la milicia.

- Hola, señor soy...

- Tony Stark, ¿eh? Por supuesto que te conozco, vamos que seguro que en todo Estados Unidos te conocen. Me resulta extraño verte por acá, un lugar en el que no encontrarás prácticamente nada.

- Uhmm viendo este lugar, probablemente no. Pero no hablo de este lugar ¿sabe?

- Entonces ¿qué busca?

- Al doctor Bruce Banner. ¿Sabrá algo de él?

- Jajaja, es una broma ¿cierto? Él ya murió, después de esa explosión.

- Oh, qué lastima. ¿Y se puede saber dónde está el cadáver?

- No ha sido encontrado por el momento, señor.

- Ok, ¿y qué me dice del laboratorio en el que trabajaba? Quisiera saber dónde está.

- ¿Para qué quisiera saberlo, señor?

- Pues quisiera darle una limpiada alguacil; ya sabe, a veces puede llenarse de suciedad. Especialmente si el tal dr. Banner no se encuentra allí.

- ¿Por qué dudaría de mí?

- No dudo de usted, por supuesto que no. Pero quisiera verlo de primera mano. - mencionó el barbudo.

- Ok, sígame.

Después de unos minutos, llegan a lo que parece ser un sótano, lo cual resulta muy curioso para Tony pues los laboratorios no suelen estar tan escondidos a menos de que oculten algún secreto... quién sabe. Al llegar, el alguacil abre lentamente la puerta introduciendo un código secreto.

- Pues usted sí que sabe mucho para ser alguacil - menciona Tony.

- Solo sé algunas cosas - dice algo nervioso el sheriff - Gajes del oficio.

La puerta es abierta, permitiendo visualizar un laboratorio oscuro y algo desordenado, pero con un ordenador encendido.

- Así que me encontraste - se oye una voz misteriosa - sheriff Jones, no tiene que preocuparse tanto por mi. Pero, se lo agradezco.

- Salvaste la vida de mi hijo después de todo, sr. Bruce Banner. Es lo mínimo que puedo hacer, lo bien que me habla Rick de usted.

- Ese chico es alguien muy valiente. Cuídelo mucho, alguacil. - señala el ahora reconocido Banner.

- Y eso haré, doctor. Bueno, creo que debo dejarlos a solas. Me despido.

El alguacil se retira tras el incómodo silencio en la sala.

- Finalmente te encontré doctor - señala Tony - sabía que estabas vivo. Su coleguilla es muy bueno mintiendo, - voltea los ojos.

- Me es un honor tenerlo aquí señor Stark, soy admirador suyo después de todo.

- Y que lo diga - responde Tony - sus trabajos de bioquímica y física nuclear son fascinantes.

- Me siento halagado viniendo de usted. Pero ¿pasa algo malo? Así de la nada no creo que haya venido a charlar.

- Qué le parece si antes de contarle todo, acompañamos esta charla con whisky. 

- Disculpe, pero no puedo estar ante situaciones de euforia, pues podría perder el control. No querría verme así, lo digo en serio.

- No te preocupes, creo que tendremos una larga noche...

MARVEL-Tierra 200000- ESTADIO 1: SÍNTESISWhere stories live. Discover now