Mírame y mienteme...

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Marco suspiro cansado, intento descansar un rato mientras esperaba ha Comet. Hace un par de días lo había citado para poder hablar con calma. Solo quería saber lo que sea que estuviera pasando.
Había recibido cartas de Star, está rogando por avisarle si veía ha su hijo menor, una irá irracional se deslizó serpenteante y monstruosamente por su cuerpo. Se le erizo el vello del cuerpo, sus latidos podrían haberlo traicionado si alguien los escuchará. Solo estaba interesada por él menor de los Butterfly, ¿A caso su hijo mayor no le importaba? Suspiro aguantandose las ganas de romper la absurda carta, solo camino con la mirada fija en el fondo del pasillo. Pudo escuchar las voces que llegaban desde la oficina de Tom, parecía feliz, hasta entusiasta con lo que estaba haciendo, eso logro hacerlo sonreír.

—Gracias, Serpens—él demonio de cabello salmón logro terminar algunos de sus papeles—prepara todo para el cumpleaños de Mateo—murmuró un poco firmando cierras notas que parecían inauditas—y dile a esos idiotas reales, que la alianza con la propuesta de matrimonio para mi hijo está fuera de discusión.

Marco entró a la oficina riéndose un poco, miro al chico de cabello color rojo, tan imponente y temblorosamente humeante. Las puntas de sus rizos eran de un azul casi eléctrico, su sonrisa torcida dejaba ver lo incómodo que estaba.

—Lo siento, señor—se inclinó al ver a su reina entrando—lamento las molestias, ya había aclarado ese punto.

Él de piel pálida alzó la mirada encontrando a su esposo cruzado de brazos y riendo dulcemente. Sus dedos tomaron al niño del hombro con suavidad.
Porque eso era, un pequeño demonio que no debería tener más de un siglo.

—Tranquilo, Serpens—suavemente logro que el chico dejará su posición de reverencia—ustedes hacen lo mejor que se puede, pero ahora que todos saben que Mateo es un Butterfly querrán casarse, él debería de tener el trono, o es lo que la mayoría al menos pensará.

—Pero mi reina—la voz del joven demonio consiguió a Tom un poco irritado ante el tono—él príncipe Mateo no le interesa el trono de las mariposas. Está interesado en ser un buen rey como su padre.

—Lo sé—una sonrisa sincera afloró en los labios rojos mientras se acercaba ha Tom—pero no todo el mundo lo sabe. Por favor, habla a Snow y a mi hijo.

—Como usted ordené.

El demonio se retiró a pasos apresurados, casi tirando un par de floreros al estar fuera de la oficina de su rey. Tenía tiempo que el amo Lucitor no miraba más que al retrato que se encontraba en la sala del trono, con Mateo que parecía poner flores nuevas todos los días en los jarrones que adornaban el lugar. Los dos hombres habían estado viviendo en ellos mismos por tanto tiempo, que volver a quien consideraban su reina era un motivo para celebrar.

Tom suspiro dejando de lado todos los papales. Señaló su regazo haciendo que Marcó se sentará al tenerlo cerca. Se acurrucó a su alrededor ocultando su rostro en el hueco entre el cuello y el hombro del chico. Suspiro lleno de placer, ante el aroma ha canela, azúcar y azufre que acompañaba al rey del Inframundo había extrañado ser rodeado de ese aroma y calor tan particular.

—¿Qué pasa?—cuestionó curioso dando un pequeño beso en la nuca del chico—pareces más nervioso y preocupado de lo normal.

—Star Butterfly, eso pasa—gruñó dejándose hacer entre sus brazos con facilidad—es mi familia, pero no estoy seguro de poder soportarla cerca nuestro.

—No dudo que esa una de las razones—expreso besando la mata de cabellos castaños—pero pareces como si alguien estuviera haciéndote enojar.

—Es que—tiró la cabeza hacia atrás haciendo pequeños sonidos de enojo—Snow se parece tanto a mí, fue tan maltratado que no estoy seguro que él entienda el concepto de familia.

—Oh, mi amor, te encariñaste.

—Thomas—reprochó—deja de insinuar que podría adoptar al muchacho en cualquier momento.

La risa del de piel pálida y cabello salmón. Solo consiguió que se relajará dejándose llevar por las suaves vibraciones que afloraban desde su pecho adormeciendo lo a un suave ritmo que era marcado por el mismo rey.

—No te veo quejandote ante mi idea—explicó divertido—de hecho parece que tú también lo estabas pensando.

—He estado esperando esto por tres siglos—declaró entre bromista y serio.

Sus dedos revolvieron el cabello ligeramente, aunque su ropa ya estaba toda arrugada, sus papeles olvidados. No pudo evitar perderse más al besar los suaves labios del moreno. Una de sus manos bajo hasta la nuca juntando sus labios en un beso intenso, nada más que roces de labios.
Estaba intentando disfrutar el momento, así que disminuyó la intensidad delirando por el ligero sabor a fresas con chocolate de los labios de su esposo.

—Ugh, papás—Mateo hizo un sonido de vómito al verlos tan perdidos el uno en el otro—en la oficina no.

—¡Qué!—Marco se alejó sonrojado—si quisiéramos darte otro hermanito ya lo tendrías desde hace una semana—declaro Tom sonriendo ante Marco sonrojado y golpeando su brazo con fuerza.

—Thomas Lucitor—regañó el castaño—no puedes ir diciendo esas cosas. Mateo tendrá un hermano cuando sea necesario.

—¡Gracias mamá!—se quejó sarcástico—Serpens dijo que nos llamaban, pero creo que están muy ocupados...

—Mateo—Snow lo tomo de la mano con cuidado—tu padre se ha tomado la molestia de llamarnos, lo menos que podemos hacer es esperar...—le regaño dándole un pequeño beso en los labios logrando que el chico sonriera perdido.

—Como pidas mi futuro rey—obedeció recibiendo una mirada divertida de sus progenitores.

—Gracias querido, eres tan dulce.

Marco salió de entre los brazos de su esposo solo para poder darle un abrazo al dulce chico de cabello azul y bonitos ojos.

—Se que serás un gran esposo para mi adorado niño—felicito olvidándose por un momento de lo que estaban planeando.

Hey, lamento la tardanza. Adoro escribir, pero como estaba en prácticas estaba sintiendo muy forzado el capítulo. Por cierto, entre a los Wattys, solo por curiosidad, no importa mucho si no gano, pero al menos participé jajajaja.

La corona del Rey.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ