Nueve

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Al llegar a la escuela Daniela se encontraba sentada en su lugar esperando a que alguien se sentase con ella y se sorprendió al ver al ver a la castaña clara cruzar la puerta, pensó que no vendría toda la semana y tendría que sentarse con Sebastián pero agradeció que esto no fuese así porque de lo contrario esta sería la peor semana de su vida, tenía muchas cosas que contarle a Kim ya que ahora era su confidente y más porque todas las veces que la castaña había dudado de algo su amiga siempre la ayudaba, jamás la dejó sola y le agradecía por ello.

—¡Kim! Pensé que no vendrías toda la semana, comenzaba a aburrirme —se quejó extendiendo los brazos para abrazar a su amiga

—Lo siento Calle, pero me dolía todo y tengo gripe —explicó devolviendo el abrazo

—Que mal, espero que te recuperes pronto —habló sinceramente separándose del abrazo

—Gracias, y que hay de ti ¿Cómo has estado? —preguntó curiosa la chica de ojos claros

—Pues... bien —dijo desanimadamente mirando hacia la mesa 

—Eso no me suena a nada bueno, cuéntame ¿Qué pasó? se que a ti te pasa algo porque tú no eres así —habló sería mirándola a los ojos

—Más bien dirás lo que no paso 

—Sí, algo aquí esta muy mal, ¡Rayos! ya viene el profesor ¿Te parece si después de practicas vamos a tomar un café o a comer helado y me cuentas bien lo que paso? —preguntó animada, ya que la clase iniciaría

—Esta bien, ahora concentrémonos en la clase — contestó decidida dando un pequeño golpe en la mesa y sonriendo mientras sacaba su libreta

Daniela siempre había sido alguien muy feliz, siempre que se enteraba de algo triste, trataba de remplazar esa tristeza que la consumía por felicidad, amaba hacer felices a los demás aunque ella no lo fuera y todo el tiempo trataba de tener una actitud positiva, eso poco a poco estaba matándola pero no se daba cuenta. Aveces queremos hacer lo mejor por los demás dejándonos a nosotros mismos de lado, al querer tanto a una persona serías capaz de hacer todo por ella a tal punto de descuidarte.

(...)

Al terminar las clases ambas chicas se despidieron, cada una se fue con su grupo de amigos hacia su lugar de practicas y quedaron de verse una vez que estas terminasen, Johan, Pau y Daniela fueron al hospital como siempre. Una vez que llegaron, fueron directo a ver lo que les tocaba hacer, cuando les fueron asignados sus trabajos cada uno se dirigió a su área designada, la castaña paseaba de un lado al otro llevando consigo algunos documentos pero casi tropieza con alguien haciendo que soltara los papeles que llevaba y quedaran exparsidos por todo el piso, volteó su mirada hacia la persona con la que se había cruzado quedando atónita al ver de quien se trataba

—Definitivamente lo tuyo no es ser cuidadosa —dijo la pelinegra comenzando a reír  

—¡Jajajaj! Ríete todo lo que quieras Garzón, —se defendió rodando los ojos

—Lo siento, pero me da risa tu cara 

—Pues a mi no

—Pero a mi sí. Ya, ya, ya, no te enojes linda, que arruinas toda esa belleza —la alagó colocando una mano en su mentón y alzando su cara para que la viese a los ojos y después guiñándole un ojo coquetamente

—Eres una tonta —contestó riendo mientras golpeaba el pecho de la ojiverde

—Que agresiva, ¿Dónde esta el director del hospital?, una de sus enfermeras me esta golpeando —molestó fingiendo hablar con el director

POMPEIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora