3. El Bufón

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¿Cuanto tiempo llevaba encerrado? Quizá unos cinco o seis meses, ya había perdido la cuenta, tampoco es que le interesaba saberlo.

Pero ¿Hace cuanto que no la veía? De eso si llevaba cuenta. Dos meses exactamente llevaba sin ver a la mujer que amaba y por la cual estaba ahí encerrado. La esperanza de salir de aquel lugar cada vez se reducía más, el tiempo comenzaba a alargarse para él.

No la culpaba, nunca lo hizo y nunca lo haría; a veces pensaba que era culpa de ambos por creer que podrían vivir una vida tranquila y feliz estando juntos, sabiendo que todo el pueblo estaba en su contra.

Y ahora Kira Hiroto se encontraba cautivo en una celda en la cual apenas llegaba algo de luz por una pequeña ventana, la puerta de la habitación en donde estaba aquella celda solo se abría a determinadas horas por Kidou para traerle míseras cantidades de comida un par de veces por dia y casi dos litros de agua potable.

Por poco era lo justo para sobrevivir, desde que todo había comenzado había bajado mucho de peso por no poder comer bien y muy rara vez podía ver a Ritsuko, la mujer que tanto amaba a pesar de las circunstancias.

En ese momento se encontraba sentado en el piso, la soledad lo mantenía deprimido y cabizbajo y ese día no era la excepción; escucho el chirrido proveniente de la puerta, alguien había entrado. De seguro era Kidou quien venía a molestarlo un rato, a encadenarlo o a encerrar a alguna criatura inocente con él.

Había tenido varios compañeros de celda, desde kitsunes blancos hasta gatos negros que podían adoptar una forma humana, y había visto como estos un día simplemente no volvieron a la celda.

-Hiroto.

Una dulce voz lo llamo por su nombre, el aludido no estaba seguro de si se lo estaba imaginando o no, no quería alzar la vista para comprobar que era uno de sus tantos sueños despierto, en donde oía la voz de la chica que amaba y luego se daba cuenta que estaba completamente solo.

La puerta se cerró y escuchó como unos pasos se acercaban hacia la celda. Él aún no se atrevía a mirar si de verdad había alguien.

Aquellos pasos se detuvieron y vio la sombra de una persona agacharse frente a la celda, casi que pegada a los barrotes, seguidamente una mano atravesó estos mismos.

Esa piel canela la conocía perfectamente, esto no era un sueño.

Alzó la vista y al notar que era la persona que tanto esperaba se acercó rápidamente a los barrotes que le impedían salir.

-¡Ritsuko!- de repente su rostro se iluminó de alegría, al igual que el de la nombrada.

Dejo que la contraria le acariciara la mejilla, mientras él pasaba su mano por entre los barrotes para tomarla de su mano libre. Sabía que aquel tiempo que tendrían ese día sería muy limitado, rogaba internamente por que fuera eterno aunque sabía que eso no pasaría.

Cuán diferente sería ahora la vida de ambos si él no hubiese tomado la decisión de ser un bufón. No se arrepentía, pero en medio de tanta soledad le gustaba pensar en ello.

Quizá él sería infeliz, pero no estaría encerrado, por lo menos no en una celda, tampoco Ritsuko estaría sufriendo por hacer cosas que jamás haría.

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Aún podía recordar cosas que quisiera olvidar. Hiroto pertenecía a una importante familia de la nobleza, encabezada por su padre, un noble feudal, dueño de la mayoría de las tierras de las provincias cercanas al pueblo.

Pero Hiroto odiaba esa vida de noble, odiaba la explotación hacia los hombres que trabajaban para su padre, odiaba ver morir a esos trabajadores mientras araban la tierra y todo por un pago miserable o, muchas veces, por un pedazo rancio de pan.

|FINALIZADO| Sangre De Cazadora [Inazuma Eleven AU]Onde histórias criam vida. Descubra agora