10. Celda

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Un poco más de cien años habían pasado desde que Fudou había muerto, un poco más de cien años llevaba esa promesa que Kidou le había hecho a la bufón y todavía no había logrado su cometido por completo.

Pero eso no significaba que debía rendirse, ahora era cuando Kidou estaba más cerca de alcanzar su objetivo.

Tomó las llaves de la celda, para evitar que Haizaki bajara y las tomara, y las guardó en uno de sus bolsillos, acto seguido estiró sus manos e hizo varios movimientos mientras murmuraba algo inentendible. En ese momento un portal se abrió, rápidamente lo atravesó antes de cerrarlo; vio el paisaje a su alrededor, nunca cambiaba, quizá eso era lo que le gustaba de aquel lugar.

Él se dio la vuelta para ver por un momento el árbol que estaba frente a él, caminó unos pasos hacia este y se arrodilló a su lado, justo donde habían unas flores ya marchitas que había puesto la última vez que había visitado aquel lugar.

-Aki...- habló con una voz dulce que quizás nunca nadie le había escuchado -Soy yo de nuevo...

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Las lágrimas comenzaron a recorrer el rostro de Haizaki, su cabello le cubría la cara y quería que así se quedara, no quería que Hiroto la viese llorar, odiaba que la vieran llorar.

-Pero debo hacer todo lo que me pide- apretó sus puños aún sin mirar al bufón.

-Nada de esto es tu culpa, Ritsu-

-¡CÁLLATE!- gritó la chica -¡Es obvio que todo esto es mi culpa! De no ser por mi no estarías aquí sufriendo.

Hiroto no respondió, simplemente se acercó y saco su mano para ponerla en la mejilla de la contraria, haciendo que está alzará la mirada.

-Para mi nada de esto es tu culpa- respondió Hiroto suavemente para intentar calmarla, así como ella se había mostrado siempre fuerte ante él, ahora él debía mostrarse fuerte ante ella.

-Hiroto... Sabes que por más que haga lo que Kidou pida, siempre encontrará una forma para retenernos ¿No?

El bufón acarició la mejilla de la cazadora mientras le sonreía de una manera algo melancólica.

-Vive tu vida, Ritsuko, haz lo que dijo Kidou, déjame aquí y encuentra a alguien mejor que yo.

La voz se le quebraba al hablar, no quería verla sufrir, no quería que ella hiciera cosas contra su voluntad pues sabía bien como eso se sentía.

-No me pidas eso, idiota- respondió ella completamente sería -¡En la vida me vuelvas a pedir eso! Jamás te dejaré, mucho menos en este lugar.

Hiroto frunció los labios y se quedó en silencio por unos segundos.

-Necesitamos un plan para huir de aquí- dijo cortando el silencio y cambiando el tema, Hikaru, al escucharlo, alzó sus orejas.

-Encontraré la forma- respondió la cazadora metiendo su mano entre los barrotes para acariciarle la mejilla, Hiroto sonrió -te lo prometo, nos iremos lo más lejos posible.

-Mierda... Me hace tanta falta estar a tu lado.

Ambos se acercaron para poder besarse, por desgracia ya se habían acostumbrado a verse muy rara vez y por poco tiempo, también se habían acostumbrado a que los barrotes los separaran.

-No sabes la desesperación que siento por no poder estar juntos, Ritsuko.

-Si lo sé, por qué yo también la siento. Te necesito a mi lado.

Ambos sonrieron y se volvieron a acercar para besarse, aunque ese beso nunca llegó. En ese instante un portal se abrió ante ellos y de este salió Kidou, lo que sea que estuviese haciendo en la tumba de Fudou ya lo había terminado.

|FINALIZADO| Sangre De Cazadora [Inazuma Eleven AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora