XXV

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Tirita su mandíbula cuando habla —No es su culpa y lo sé—. Nervios e incertidumbre recorren su cuerpo ante lo extraño.

—No es su culpa, es solo tuya y del resto del mundo— musita convencido, cuando ante sus ojos se encuentra su destino.

07:30 a.m.

10/05/2019

Dave:

Es tan temprano y hace frío, literalmente me estresa solo pensar en el levantarme, pero hay que seguir la rutina del día. Sábado.

Después de pensarlo una y otra vez, y sin resultado para permanecer acostado, me levanto antes de que a Graciela se le ocurra hacerlo. Su forma y carácter harían ponerme de mal humor. Decidido me siento en la cama y me golpeo la frente con la de arriba – ¡mierda!, olvide de desarmarla-; como dato curioso, noto que Brad simplemente no está.

Luego de ducharme y vestirme con un jean negro, remera y campera negras, y mis Vans negras también, –soy todo un dark boy- ; me dirijo escalera abajo para desayunar y posteriormente ir donde mamá.

Ya abajo, experimento una sensación casi de terror al ver a Graciela limpiando la particular bañera de bordes dorados. — ¡Hey, alguien se levantó solo hoy! — se dirige a mí sonriente; lo que me resulta obviamente raro ya que hasta ayer apenas si hablábamos.

—Hola— digo simpático y penetro con la mirada la tina mientras recuerdos me invaden. —Sabes, tu mamá amaba bañarse aquí— cuenta la pelirroja como si yo no lo supiera.

—Hasta parece que estás de luto— pronuncia a modo de chiste, aunque más que chiste yo lo tomo como una crítica. Crítica que poco me importa y molesta, por lo que me mantengo en silencio reviviendo en mí lo sucedido en la mencionada bañera.

Graciela, al verme inmóvil afuera del baño central pero con la vista puesta en él, me pregunta; — ¿A caso quieres bañ...

— ¡Oh! No, no. — La interrumpo en mitad de su pregunta logrando reaccionar de aquel trance en el que me encontraba. Doy media vuelta y me dirijo a la cocina cuando la escucho decir, —Tienes el desayuno listo ahí, iremos, igual que siempre, a visitar a Lethi—; hasta suena dulce y cálida la forma en la que se dirige a mí.

Me intriga y sorprende este cambio repentino en Graciela hacia mí, tal vez tenga que ver con mi actitud de hacerle caso cuando pidió que me disculpara con Sebastián. De todas formas me siento mejor por esto ya que me resultaba pesado lo tenso y chocante que era nuestro convivir los últimos días.

~

09:52 a.m.


Se me hacen eternas las dos horas de viaje y no puedo evitar pensar y fantasear mil cosas al ver la infinita carretera que en el horizonte –inalcanzable horizonte- encuentra final. Entre estos pensamientos y fantasías siempre está el miedo, no puedo explicar concretamente a qué, pero sí que lo siento presente.

Para mi suerte, Graciela, se contuvo a sí misma y no entró en su papel de F.B.I. con sus extenso e intensos cuestionarios; al menos por ahora ya que aún falta una hora de viaje.

El zumbido de las cubiertas, producto de la fricción de las mismas contra el asfalto, llega al interior del vehículo y logra aturdir el silencioso ambiente, me impacienta y exalta. Pretendo concentrarme en otra cosa que no sea ese molesto ruido cuando me encuentro con el retrovisor; retrovisor que me muestra como lentamente la figura de Brad se presenta en el asiento trasero. Brad sonríe, no simpáticamente, sino macabramente.


~

10:45 a.m.

— ¡Te extrañé! — exclama y con un fuerte y cálido abrazo lo demuestra.

—No lo creas —aconseja de inmediato Brad.

— ¡Te extraño! — afirma desprendiéndose de mí para luego tomarme de los hombros y darme tiernos –vergonzosos- besos en la frente.

—No, no lo hace —vuelve a negar, convencido de lo que dice.

Aun sosteniendo mis hombros y cuando termina con su cadena de besos en mi frente, me mira y analiza dejando rodar una lagrima por su rostro; —Te quiero— dice, —Te amo—, se corrige.

—Yo también, Má— dijo para luego abrazarla fuerte aprovechando su lucidez; entre sus débiles pero seguros brazos me siento protegido y a la vez vulnerable, y me rompo una y otra vez al notar que pronto, seguramente, se olvidará de este momento.

—No. Tu tampoco, Dave.

—Bueno, bueno, vayan soltándose que yo también quiero un abrazo de mi linda prima—, habla Graciela rompiendo el cursi momento, y la forma en la que lo hace nos hace reír a todos –a mamá, a la enfermera, a ella misma y a mí.

—No, no quiere su abrazo; solo figurar. — Sostiene seguro Brad.

~

02:47 p.m.

Ya en casa, encerrado en mi habitación, mientras desarmo la cucheta –ya no quiero más marcas y chichones en mi frente- decido enfrentar a Brad, que permanece inmóvil en un rincón del cuarto.

—Hoy la negatividad es lo tuyo.

—No.

—Hoy el "No" es lo tuyo —reafirmo un tanto sarcástico.

—Sí.

— ¡Ves! Hoy la negatividad es lo tuyo—, digo exaltado y exhausto al mismo tiempo.

—No, Dave. No es lo mío.

— ¿Entonces qué, Brad? Solo escuché "No", "No" y más "No" de tu parte.

—Nada es lo mío, Dave. Ni la negatividad, ni la positividad, ni la neutralidad. Nada.

Lo miro confundido y con un gesto demuestro mi rendición en pos de entenderlo.

—Solo, soy realista.

— ¿Lo eres? Pues, no ayudas, Brad.

—No pretendo hacerlo, ayudar.

—Todo sería tan fácil sin vos —respondo con ánimo desbastado finalizando la conversación y recordando qué está noche es la fiesta de Thomas. ¡Mierda! Me había olvidado.



- n i c - 

Hola. Tanto tiempo, xD. 

Me siento mal e inconforme, lo admito. Espero no aburrirlos con Friends...

La escuela es un parásito que me absorbe todo el tiempo y la energía, razón por la cual actualizo lentamente...  

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⏰ Last updated: Jun 14, 2019 ⏰

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