Capítulo 4

2.3K 134 17
                                    

[*]

-Hola, ¿estás ahí?

Me vibró el móvil con un mensaje de Andrew, y sin darme cuenta, las lágrimas comenzaron a caer, necesitaba esto; necesitaba desahogarme sin que nadie me viera. Me sentía tan orgullosa por haberme defendido contra Javier, y haber sacado voz, me daba tanta pena que ni mi propia madre lo viera así.

Recordaba su expresión de preocupación y más lagrimas salían.

¿Será que por fin se está dando cuenta?

-Si, estoy bien.

-¿Segura? Desapareciste de la nada.

-Sí, acabo de llegar a casa.

-Mierda, creo que ese es el problema. Me habías preocupado, estuviste horas sin conectarte.

-Ese es el problema.

-¿Cúal?

-Que tú eres la única persona que se preocupa por mí.

Por primera vez siento que lo que envíe tiene que ver con lo que siento. De que él había logrado de que mis sentimientos tuvieran efecto aunque sea por una persona.

-¿Realmente lo dices?

-Sí, es así.

- No sabía que era la única persona que estaba presente.

-No es cosa de estar presente, Andrew.

-¿A qué te refieres con eso?

-Es solo que hay cierta diferencia entre estar presente, y preocuparse.

-Tienes razón.

-...Mi familia está presente todos los días en casa, y eso no quiere decir que ellos se preocupen por mí, porque ellos simplemente no lo hacen.

-Me alegra saberlo, creo que estamos pasando por las mismas cosas. O al menos eso es lo que yo siento.

-También lo siento.

-Estoy orgulloso de haberte mandado la solicitud.

- Y yo estoy orgullosa de ser lo suficientemente valiente de haberte respondido el mensaje.

-¿Valiente?

-Aunque no lo creas, fue todo un desafío responder, y analizar porque alguien querría conocerme.

-Yo pensé exactamente lo mismo cuando me salió en notificaciones que tú me habías aceptado la solicitud.

- Asusta saber que tenemos muchas cosas en común.

-Sí, de hecho estoy empezando a dudar de que seas real.

-¿Ah sí?

-Sí, puedes ser un pedófilo del bosque antiguo y yo ni idea de quién puede estar detrás de esa pantalla.

-Miranda, me haces reír.

-Y tú me asustas, pero me caes bien.

-Gracias, yo también te quiero.

Siento un ruido en la buzón, y veo por la ventana. Y si, efectivamente habían dejado una carta. Era de la escuela avisandoles a mis padres que no podría ir a la escuela un par de días gracias a mi comportamiento y explicando el por qué. Guardo la carta y ya sé que debo faltar mañana.

AMOR SUICIDAWhere stories live. Discover now