Capítulo 7.

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Y tenía razón.

Andrew es un año mayor, por lo que tiene más experiencia en todo esto, y puede darme consejos que tal vez me sirvan. Andrew es buena persona y tengo más que claro que él puede ayudarme en lo que sea.

"Sólo necesito saber si me recuerdas"

Me recuesto un momento y reflexiono a cerca de la gente. Cada quién tiene su razón de vivir, y sus motivos del por qué hacerlo y seguir haciéndolo, pero el mío era uno solo; ser feliz. No pido nada más que eso, mejorar, ser feliz, no ser millonaria, ni ser alguien en la vida, solo vivir feliz, tenga lo que tenga.

-Miranda

-¿Sí? -escribí. 

-Te quiero.

-Yo también.

-Hoy quería decirte una cosa muy importante.

-Dilo, te escucho/leo jaja

-Puedes contar conmigo. 

-Lo sé. 

-Pero lo digo en serio.

-Yo también. 

-Hay personas que fingen que no les pasa nada, pero en realidad sí ocurre algo. Espero que si eres una de esas personas, me tengas la confianza de decirme lo que pasa. Para yo así poder ayudarte, y tratar de resolver el problema juntos. Yo sé que tú puedes superar cosas difíciles. Tienes una personalidad genial, que es digna de poder envidiar y creo que esa es una de las razones por las cuáles te hacían Bullyng.

-Qué vergüenza que sepas eso...

-No, está bien, tú no estás haciendo nada...Pero tranquila, no diré nada.

-Está bien, de nuevo muchas gracias Andrew.

Bloqueé mi celular y miré la hora. Ya se estaba haciendo tarde, y ya me daba sueño. Estaba cansada, tenía ideas en mi cabeza que esperaba que se fueran pronto. Me sentía rara, y a la vez aburrida. Me sentía felíz por una parte y triste por la otra; feliz, porque descubrí que hay personas a las cuáles le importo. O al menos una en especial, y triste, porque, sabía que ellas se olvidarian de mi algún día.

Así, que me acomodé en el colchón y me dormí.

Estaba en un lugar cerrado. No había nada. Estaba todo en silencio, y lo único que tenía color era mi ropa. Me confundí, y empecé avanzar, entre más caminaba, más perdía mi tiempo. La nada seguía allí. No había algún propósito de estar caminando.

Pero aún así lo hice.

Hasta que escuché un golpe. Un golpe muy fuerte, y me guíe con él, para llegar donde este sonido. Al llegar, estaba mi papá, pegándole a mamá, nuevamente.

Era un dejavú.

No importaba quedarme inconsciente denuevo, lo haría si fuera necesario.

Y me puse enfrente de mamá, y cuándo papá, va a golpearme,  cierro los ojos y no siento nada.

Literalmente, no sentí nada. Al abrirlos me di cuenta de que alguien había parado el golpe de  papá con la mano.

El chico era un poco más alto que yo, pero no tanto, cómo para decir que era enorme. Tenía unos cabellos claros, que creía haber visto antes, en algún lugar.

AMOR SUICIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora