AMOR SUICIDA

Capítulo 10.

Agradecí y me acomodé en el colchón con el celular entre mis manos. Necesitaba distraerme, y pensar en que todo iba a estar bien, que todo se va a solucionar en muy poco tiempo. Pero sabía que no era así y que no debía meterme esas ideas en la cabeza, ya que; sólo era mi imaginación. No podía creer que mi papá nos hiciera esto. Era increíble, y estoy segura de que nunca lo perdonaré, sea con terapia o no, nunca más le perdonaré. No lo digo por mí, si a mí me hubiera golpeado, no me importaría, pero se metió con mi mamá, lo que es lo que más me enfurece. Mi mamá no se preocupa por mí, pero eso no es una escusa para que yo también tenga que hacerlo. Ellos tienen muchos problemas, demasiados para unos simples adultos con problemas económicos y una hija de la cuál deberían encargarse. Pero desgraciadamente no siempre las cosas son cómo deberían ser.

Abrí los mensajes de Facebook, y estaba colapsado; 50 mensajes de Andrew. Él lo había presenseado todo desde la WebCam, lo que provocaba que me avergonzara. Esperaba que no me juzgara por tal cosa.

"¿Éstas bien?"

"¿Necesitas ayuda?"

"¿Quieres que llame a alguien?. Somos de diferentes países, pero no de un mundo diferente. Puedo hacer algo. De verdad."

"Sólo necesito saber si estás bien y que puedes recordarme."

Esos eran algunos de sus mensajes, con mucha preocupación. Sonreí, aún con las lagrimas en mis mejillas y le mandé un mensaje.

-Tranquilo, estoy bien.

En un segundo él ya lo había leído y al instante comenzó a teclearlo.

-Ay, dios. Me alegro mucho que lo estés.

-Gracias por tu preocupación. 

-No hay de que, Miranda.

-¿No presenciaste todo lo que pasó, verdad?

-La mayoría, pero tranquila. Que no le dire a nadie. 

-Esta bien.

Tenía el corazón a mil, era impresionante saber que estabas aquí por culpa de alguien de tu familia. A mi papá siempre lo quise mucho, pero él no a mí. Y ese era problema. Al igual que mi mamá, aunque si logro recordar, hubo un tiempo en el que ella si me quiso.

Como una madre quiere a su hija, o como ella debería serlo conmigo.

Me gusta la preocupación que Andrew tiene hacia mi persona, ya que, es la única persona que se preocupa por mí.. que yo sepa.

En la habitación de al lado estaba mi mamá, lo que provocaba que me dieran ganas de arrancarme de aquí y correr hacia sus brazos. Pero sé que ella no lo recibirá; debe de estar en una camilla con suero, o quién sabe qué. Me da pena que todo esto le pase a ella, y que esto me involucre. Es muy chocante ser noqueada por tu propio padre.

No digo esto porque empiece a decir estupideces ni nada parecido, pero, es la verdad. Sólo hay que ser fuertes y superar todo esto, de alguna manera u otra; hay que salir adelante. Andrew estaba preocupado, y eso me importaba y me daba más fuerzas para poder seguir adelante. Era increíble.

Estaba recordando todo lo que pasó en casa y cómo mi padre me golpeaba, y la mano comenzó a tiritarme, muy rapido y cada vez aumentaba su velocidad. Al parecer era un ataque de nervios. Me tomé la cabeza y enterré los dedos en mi cabello, para luego apretarlo fuerte. Estaba en el borde del colapso y eso me preocupaba. 

<<Ve donde tu mamá, ella puede ayudarte>>

¿Ayudarme en qué? -susurré.

<<Puede ayudarte a quererte a tí misma y las dos mutuamente también>>

No respondí nada a mi conciencia..pero después de pensarlo me di cuenta de que tenía razón. Mi padre le había golpeado, por lo que le darían una orden de alejamiento y ella y yo volveríamos a querernos. Sobre todo ella, ya que; yo si la quiero.

Así que corrí a la puerta, cogí la perilla y la volteé. No estaba abierta, estaba con una clase de seguridad. Pero tenía que hacerlo. Tenía que verlo y esa seguridad no me lo iba a impedir. Recordé que tenía un clip en mi bolsillo y lo introduje en la perilla. Sabía que tener un clip en el bolsillo por 3 meses, me serviría de algo.

La puerta se abrió y unas alarmas y luces blancas comenzaron a aparecer en el pasillo. Sabía que venían por mí. Así que corrí a la habitación de al lado y abrí la puerta, una alarma sonó y unos pasos se acercaban cada vez más a mí. 

Suponía que eran los guardias.

Al abrir la puerta, solté el clip y calló al suelo.

Nunca me había sentido así de mal. No podía creer lo que estaba viendo.  Y tampoco creí que algún día fuera a sentirme de la forma en la que me estaba sintiendo ahora.

Dí dos pasos, me sentia débil, pero intenté caminar hacia la camilla, pero no pude y caí al suelo. Empezaba a ver negro, y sabía lo que estaba pasandome. Y tenía la razón; estaba desmayandome.

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