Capítulo 2

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Al llegar la mañana la luz que entraba por los ventanales me despertó, me dolía un poco la cabeza a causa del vino de la noche anterior. A mi lado yacía dormido Jumin, su rostro era tan sereno mientras dormía, que me quedé contemplándolo un largo rato. Aún resonaba en mi cabeza lo que había dicho antes de dormirnos. No quería que me fuera de su lado, pero ¿cómo me iba a quedar junto a él si a penas nos estábamos conociendo? Además aun estaba el asunto de su prometida Sarah. Era obvio que él no quería casarse con ella, pero lo que pensaba el señor CEO era muy distinto.

No quería interrumpir el plácido sueño de Jumin así que tomé mi teléfono y comencé a responder e-mails de potenciales invitados a la fiesta de caridad de la RFA. Leí los chat de la noche y Zen había hecho un escándalo cuando supo que me había quedado a dormir en la casa Jumin, decía que todos los hombres son unos lobos (como si él no fuera hombre también).

Eran las 8 am y decidí levantarme, con cuidado tratando de no despertar al hombre que se encontraba a mi lado. Caminé hacia el ventanal y observé la cuidad de Seúl que ya comenzaba a despertar. La vista desde el Pent House era maravillosa y me quedé contemplando el cielo perdida en mis pensamientos. De pronto sentí unos brazos que me rodeaban desde atrás. – Buenos días Mc-. Me sorprendí un poco, no sentí en qué momento él se había levantado y tampoco esperaba una demostración de ¿cariño? así. – Buenos días Jumin, me asustaste, estaba divagando mientras contemplaba el paisaje-. Él me soltó y se posicionó a un costado de mí. – La verdad es que este paisaje ya no me causa nada, es lo mismo de todos los días-. Otra vez su voz sonaba vacía, sin vida, como si algo le hiciera falta. No podía evitar pensar en qué era lo que hacía que él fuese así y estaba dispuesta a descubrirlo. – Mc te prepararé panqueques con fresas para el desayuno, puedes vestirte mientras los preparo-. Sin dejarme decir una palabra se dio media vuelta y emprendió rumbo a la cocina. ¿Enserio él sabía cocinar? No me lo podía imaginar ya que como hijo de familia rica era de suponer que toda su vida fue atendido por sirvientes. ¿Quién le habrá enseñado? Otro misterio más que quería resolver, este hombre me intrigaba cada vez más.

Me dispuse a cambiarme de ropa, dejé la camisola en la misma caja que Jumin me la había entregado y me puse en marcha hacia la cocina. Se podía sentir el aroma a los panqueques que inundaba el departamento. Entré en la cocina y él estaba allí de espaldas a mí moviéndose ágilmente mientras preparaba las fresas junto a los panqueques. Parecía como si fuese un profesional en lo que hacía. Me aclaré la garganta y me acerqué. – Ya estoy lista Jumin-. – Muy bien, ponte cómoda, los panqueques están listos-. Me senté en la barra y él puso frente a mí un plato de forma rectangular y bordes dorados, en él estaban los panqueques y las fresas delicadamente acomodadas. – ¡Se ve exquisito!- La verdad es que a esa hora ya estaba hambrienta y me dispuse a comer lo que este hombre había preparado para mí. Le di el primer bocado y para sorpresa mía estaban muy buenos, tenían un sabor nostálgico que me recordaba a mi niñez. – Tus ojos brillan, parece que te gustaron-. Me miraba de una manera tierna y una cálida sonrisa en el rostro. – Sí, están riquísimos, me recordó a los que comía cuando era pequeña. ¿Tú no comerás? - No suelo comer dulces en la mañana, mi nutricionista prepara las minutas para que el chef me haga todas las comidas nutricionalmente equilibradas.- Vaamos Jumin hazme compañía, no te hará daño por una vez que no sigas tu estricta dieta-. Lo miré con ojitos de perrito regañado a lo que él respondió con una sonrisa. – Está bien niña mimada-. Se sentó a mi lado con un plato igual al mío y se dispuso a comer. Tuve el impulso de darle de comer en la boca, él sólo me miró sorprendido y accedió. Nos veíamos como una pareja de recién casados y era extraño me sentía cómoda. De alguna manera estar al lado de Jumin me tranquilizaba y a la vez me aceleraba el corazón, era una vorágine de sentimientos que no tenían explicación.

Luego del desayuno Jaehee me llamó – Mc buenos días, ¿cómo se encuentra? Leí en el chat que se quedó en la casa del señor Han-. Su voz sonaba algo molesta. – Sí, bueno verás, Jumin no permitió que me fuera por lo tarde que era, pero ahora espero poder volver al departamento y que él pueda ir a trabajar-. – Espero que sea así, sin el Sr. Han aquí todo se está volviendo un caos. Incluso ya hay rumores de que no está viniendo al trabajo para organizar su matrimonio con la Srta. Sarah-. – Oh... eso no le agradará, le diré lo que está pasando e intentaré convencerlo de que vuelva al trabajo-. – Muchas gracias Mc, espero que él entre en razón. Bueno ahora tengo que volver al trabajo, si me disculpas-. – Hasta luego Jaehee...- Colgó, se oía molesta, seguro debe sentirse presionada por todo el trabajo sin Jumin a la cabeza de la empresa.

Almas inseparables (Jumin x Mc)Where stories live. Discover now