Capitulo 11

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Poco a poco fui abriendo los ojos, me encontraba en una habitación completamente blanca con olor a antiséptico.

Me sentía mareada y mi cabeza dolía. Intenté mirar mis manos, me sorprendió la cantidad de vendajes que tenía en ambos brazos. Estaba llena de cables conectados a un monitor que mostraban en detalle mis signos vitales. No sabía bien que había pasado, mi último recuerdo era el rostro de Jumin.

Una enfermera entró en ese momento. – Oh señorita Marie ya despertó ¿Cómo se siente?-.

Me costaba un poco hablar, sentía la boca seca. – Me duele la cabeza y estoy mareada-. – Bueno después de un traumatismo, como el que usted sufrió, es normal que tenga esos síntomas; le administraremos analgésicos junto al suero-.

La mujer se movía de un lado a otro, revisando el monitor e inyectando sustancias a la bolsa de suero que colgaba sobre mi cabeza. – ¿Cómo llegué aquí?-. – Bueno señorita, usted se vio involucrada en la explosión de una bomba y el señor Han la trajo. Él se veía absolutamente desesperado cuando llegó aquí con usted en brazos-.

Recordé la explosión y como todos aquellos pedazos de vidrio se incrustaban en nuestra piel. – ¿Dónde está él en este momento? ¿Se encuentra bien?-. – Sí, él está bien, en estos momentos se encuentran curando sus heridas. Hay alguien que quiere verla ¿se siente en condiciones de recibir visita?-. – Sí, claro-.

La enfermera tomó el expediente médico que se encontraba a los pies de mi cama y se retiró, dando paso a la persona que quería verme.

En un primer momento me imaginé que sería Seven, pero me llevé una grata sorpresa; eran mis padres. Mi madre al entrar se cubrió la boca con una mano y sus ojos se llenaron de lágrimas. – Oh cariño, ¿cómo te ha pasado esto? Estaba tan preocupada por ti, te fuiste sin decir nada y nadie sabía dónde estabas. Me sentía tan culpable-.

Ella tomó mi mano y pude sentir ese calor nostálgico, que solo una madre puede brindar. Al pensar en lo ingrata que había sido con ellos, por haberme ido de casa sin dar explicaciones, me atacó el sentimiento de culpa. Comencé a llorar sin poder articular palabra alguna.

Mi padre se acercó a mí en silencio y comenzó a secar mis lágrimas con su pañuelo. – Marie quizás no hemos sido unos padres perfectos, pero estábamos muy preocupados por ti, tú madre no ha dormido desde que te fuiste. Ahora la noticia de que te has visto envuelta en la explosión de una bomba nos ha dejado choqueados. Necesitamos que nos cuentes qué fue lo que ocurrió-.

Tenía claro que les debía una larga explicación, pero el llanto se apoderó de mí y no lograba hablar. – Cariño no la fuerces a hablar, ella acaba de despertar, ya tendremos tiempo de conversar de todo esto con más calma-.

Agradecía al cielo lo comprensiva que siempre había sido mi madre, definitivamente no era el momento de dar explicaciones. Mi padre solo asintió a lo que dijo ella y me acarició la mejilla. – Te queremos Marie, eres nuestra única hija y lo más preciado que tenemos, no lo olvides-.

Sonreí al escuchar esas palabras, generalmente mi padre era un hombre callado que no demostraba sus sentimientos y verlo así, siendo tan comprensivo me reconfortaba.

Entre sollozos y ya un poco más calmada al fin pude hablar. – Gracias papá, realmente lamento mucho todo lo que ha pasado. Prometo que les explicaré cuando salga de la clínica-.

Él besó mi frente, como lo hacía cuando yo aún era una niña. – Te estaremos esperando-.

En ese instante alguien golpeó la puerta; era la enfermera. – Lamento interrumpir, pero no pueden estar acá mucho tiempo, ella debe descansar-. – Oh entendemos, nos iremos enseguida, gracias señorita-.

Almas inseparables (Jumin x Mc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora