Predestinados#1 |𝙹𝚎𝚘𝚗 𝙹𝚞𝚗𝚐𝚔𝚘𝚘𝚔| 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎

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Suposiciones.

Busán, Corea del Sur.
4:15am.

Jungkook dejó con cuidado a Jhilyan sobre su cama mientras la cubría con una manta. Se cruzó de brazos mientras buscaba soporte en el marco de la puerta para observar detalladamente a la castaña con miles de pensamientos en su mente.

Unos cuantos minutos pasan y Jimin entra junto con la señora Lee, una señora de edad mayor que los chicos veían como una madre, por la simple y amorosa razón de que ella los acogió uno a uno desde que eran unos pequeños.

Cuando por primera vez sintieron la crueldad de las personas.

—Nana se encargará de asearla y cambiarla. — le informa Jimin.

Jungkook asintió mientras daba un suspiro y le daba un leve sonrisa a la señora en modo de saludo y salía de la habitación junto con Jimin para que la señora Lee se encargará la castaña.

Cuando la puerta cerro para darles privacidad, con cuidado mojó un pañuelo con agua tibia y se lo pasó por el rostro quitado cualquier rastro de suciedad notando las hermosas facciones de Jhilyan. Retiro la manta que la cubría y se sorprendió al observar la cantidad de cicatrices, rasguños y moretones que eran viables a simple vista sin llegarse a imaginar más allá de lo escondía su pequeño y frágil cuerpo.

—Que te han hecho, pequeña. —dijo mientras la miraba con lástima, era obvio que había sufrido algún tipo maltrato o abuso.

Que clase de gente enferma era capaz de dañar a una persona a tal magnitud. Ahora podía deducir por que la joven estaba corriendo sin rumbo a la mitad de la noche.

Jhilyan había tenido bastante suerte de que fuera sido encontrada por su niños, si hubiera sido otras personas se aprovecharían de la situación. Eso era lo más seguro.

Siguió con su labor teniendo cuidado de hacer un movimiento brusco que llegará a abrir nuevamente sus heridas, hasta que algo la alarmó por completo.

Se acercó un poco más retirando el cabello de Jhilyan y giró su cabeza hacia un lado para observar mejor aquello que la inquietaba. Y lamentablemente era lo que temía que fuera.

Jamás espero encontrarse nuevamente con esa marca que solo traía muerte.

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Los chicos se encontraban reunidos en la sala bajo la severa mirada del mayor de todos, estaba enojado.

—Pueden explicarme que esta pasando.

Dice cruzado de brazos y enfocando su mirada al rubio. No quería parecer molesto pero era inevitable estarlo en estos tiempos y en aquella situación.

—Y-Yo... — Comienza a hablar seokjin. — Iba camino a la fiesta de Dami junto con Jimin depués de recibir la invitación. Queríamos salir un poco, estar todo el día encerrados aquí se sentía un poco agobiado... —dijo en un susurro. —Sin embargo en el trayecto Jhilyan salió de la nada lanzandose al camino y yo... Pensé que...

No pudo continuar por que sentimiento de miedo y culpa lo invade nuevamente y busca consuelo en si mismo.

Namjoo al darse cuenta de la acción del mayor da un suspiro y lo atrajo hacia el un abrazo en un intento de tranquilizarlo.

—Hablaremos más tarde. Cuando estemos mas calmados para buscar una solución a esto. —dice mirando a cada uno de los chicos. —Vayan a descansar ha sido una noche larga para todos.

La mayoría estuvo de acuerdo y subieron a sus respectivas habitaciones. Sin embargo Jungkook, Suga y Namjoon se quedaron en un ambiente tenso puesto que cada uno sacaba sus propias conclusiones.

Jungkook estaba por hablar y aligerar un poco el ambiente, sin embargo, otra presencia que entraba abruptamente a la sala lo hizo callar por completo.

—Nam, mi niño. Tenemos que hablar de un asunto urgente.

Namjoon se tenso, el semblante de su nana era uno de terror y el leve temblor de su cuerpo lo alarmó por completo. La señora Lee no era una mujer que se dejaba ver vulnerable puesto que a sus 71 años de vida había vivido toda clase de situaciones.

—Jungkook este asunto no te incumbe, por favor ve a otro lugar. —le ordena el moreno.

Jungkook fruncio el ceño evidentemente molesto, quería saber que pasaba pero ahora no era momento de protestar.

—Algún día tus mentiras y secretos saldrán a luz, Kim.

Le amenazó mientras se dirigia la puerta enojado, a los pocos segundos se escuchó como se iba en su motocicleta.

Suga se cruzó se brazos y con una seña les indicó que lo siguieran a un lugar más privado en donde los demás no escucharán su conversación.

Se dirigieron a la cocina mientras el peligris le brindaba un vaso de agua a la señora Lee para después sentarse junto a Namjoon para escuchar a la mujer.

—Hay que devolverles a la chica.—dice firmemente, llendo directo al punto.

Suga frunce el ceño y se cruza de brazos.

—¿A quien o quienes se refiere exactamente? —pregunta el peligris.

—Ustedes saben muy bien de quienes estoy hablando. —les da una mirada severa. —No pienso poner a ninguno de ustedes en peligro por un simple acto caritativo.

Namjoon no se sorprende por la actitud de la mayor ya que en cierto modo la entendía, solo los cuidaba y protegía del peligro como el también lo hacía.

—Podemos sacar ventaja de la situación poniéndonos en un punto de vista favorable. Tal vez podamos obtener más información de aquel sitio. —intenta persuadir Suga.

—No lo creo, mi niño. —A pesar de estar enojada, la señora Lee nunca los trataba de mala manera. — Ella para esa gente sin moral es valiosa, sus siglas tatuadas en su cuello lo demuestran. Tenerla con nosotros nos llevará a la muerte a nosotros y a nuestra raza ya que sabrán donde nos ocultamos.

Namjoon se mantenía callado analizando la situación, la desicion de entregarla o dejarla con ellos, cada una tenía sus pros y contras.

Pero eso no será una oportunidad para arriegasrse y dejar de esconderse y así poner un fin a esto.

Así que tomó la decisión.

—Nos quedamos con ella. ¿Si es tan valiosa, porque se les escapó? Esta es una oportunidad de cambiar el rumbo de las cosas y la utilizaremos a nuestra conveniencia. —dijo mirando a la señora Lee. —Lo siento nana, pero no pienso esconderme más. Mañana a primera hora nos iremos la manada de Choi.

Suga asiente mientras que la señora Lee se resignaba por completo, confiaba ciegamente en Namjoon después de todo ella lo crio.

Pero en el fondo sabia que esto iba a terminar en un gran problema, debían prepararse para lo peor.

Y eso incluía que tal vez, solo tal vez, tenía que esperar a la propia muerte en el hogar que formó con tanto amor.

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