Predestinados#1 |𝙹𝚎𝚘𝚗 𝙹𝚞𝚗𝚐𝚔𝚘𝚘𝚔| 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎

-🍒09

𝙿𝚎𝚕𝚒𝚐𝚛𝚘.
𝚂𝚎𝚐𝚞𝚗𝚍𝚊 𝚙𝚊𝚛𝚝𝚎.

Busán, Corea del Sur.
8:01 pm.

Con sus afilados dientes le desgarra el cuello a su víctima acabando con su vida inmediatamente. Miro fugazmente a su alrededor, todo estaba hecho un desastre. Cuerpos masacadros esparcidos por el suelo y el fuego furioso consumiendo las viviendas que cada familia se había esforzado en construir, le ponía un injusto fin a un sueño de vivir a salvó y en paz.

Ellos jamás debieron existir. Al matarlo le hizo un favor al mundo y a su especie.

La persona que había matado hace unos instantes, era la última. Pues ya no se escuchaban más disparos y no sentían ningún otro humano cerca, sin embargo, en el comenzaba a surgir un presentimiento de que venían más personas, dispuestos a terminar el trabajo que empezaron. Tenía que poner a salvó los omegas junto con sus crías.

Choi se transformó nuevamente en humano, tenía demasiadas heridas, unos cuantos rasguños que abarcaban la mayoría de su cuerpo, pero lo que más le preocupaba era una bala incrustada en la parte izquierda de su abdomen, cortesía del hombre que se encontraba muerto en el suelo. No sabía exactamente si la mayoría de la sangre en el, era por estas mismas heridas o por las personas que asesinó.

Con una mueca de dolor en su rostro se dio vuelta mientras hacía presión en su abdomen en un intento de parar la hemorragia, se estaba curando, pero el proceso no era lo suficientemente rápido, no le quedaba la suficiente energía por el esfuerzo que hizo anteriormente en un intentó de mitigar el ataque.

Por eso al primer paso que dio su cuerpo no fue capaz de soportar su propio peso y se desplomó, esperando el impacto contra el suelo cerro los ojos, sin embargo, no sintió nada.

Al abrirlos se encontró que era sostenido por un alfa joven, al igual que el estaba herido, pero eran heridas superficiales, nada grave. Con la poca visibilidad que tenía pudo reconocerlo, se trataba Eunwoo. Un alfa emparejado el cual tenía un pequeño cachorro de 6 meses y un dolor de cabeza por lo insistente y curioso que era.

—Los cachorros están a salvó junto con los omegas. Pudieron escapar y caminan hacia el lago. —Le informa el menor.

Minho siente alivio al escucharlo, seguidamente sintió pisadas que eran propias de los pocos alfas que sobrevivieron al ataque.

Habían perdido a muchos de ellos, solo quedaban seis alfas en pié, incluyéndolo. Todos al igual que el, se encontraban muy mal heridos.

—No se transformen aún. —Les aconseja. —Esperen que sus heridas sanen un poco más.

Los lobos le hicieron caso, pues se curaban más rápido cuando su alfa tenía el control de su cuerpo. Esa era una de las ventajas que tenían sobre sus enemigos, pues al tratarse de humanos no eran capaces de curarse por cuenta propia. Por eso venían cientos de ellos a emboscarlos.

El mayor espero que sus inesperados visitantes estuvieran a salvo, o por lo menos que hubieran podido escapar junto con los omegas y los cachorros.

Sin embargo, un malestar crecía en su pecho al recordar cierta castaña que se encontraba con ellos. Llevarla consigo, era como atraer a la mismísima muerte. Pues caían inútilmente en su propia trampa.