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𝙶𝚎𝚗𝚞𝚒𝚗𝚊 𝚒𝚗𝚘𝚌𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊.

Sin información.
Ubicación: Desconocida.

Un pequeño niño corría alegremente por los pasillos con un avión de papel en su mano. Sus carcajadas se alcanzaban a escuchar por todo el pasillo. Quería llegar rápidamente a su destino.

Había sido un niño bueno y su recompensa era poder ver a su madre.

—Más despacio, A-45. —le ordenó su doctor.

El pequeño niño paro su caminar en espera del mayor, su mirada brillaba en alegría. Cuando su doctor le alcanzó, el tomo su mano y le obligó caminar rápido ganándose quejas del contrario.

Estaba absorto de lo que pasaba a su alrededor, solo tenía en mente en llegar a esa puerta azul en donde seguramente le esperaba su madre cada año.

El estaba enfermo, por eso su madre le había dejado en la clínica hace cinco años. La. Progenitora le visitaba una vez al año, lastimosamente asi era la regla del lugar si quería seguir con su tratamiento para recuperarse.

El año anterior su madre no pudo venir a verle, en su lugar recibió una carta que decía que el motivo de su ausencia era porque tuvo que ir a atender un asunto fuera del país. Que el año siguiente le visitaría sin falta, trayendole consigo muchos regalos.

Cuando estuvo enfrente de la puerta se sintió ansioso, su pequeño corazón latía eufórico, observó a su doctor y este le brindó una mirada de ánimo para entrar. El pequeño le sonrió enseñando sus diminutos dientes, y se dispuso abrir la puerta despacio.

Se asomo un poco, y el brillo de sus ojos desapareció al instante, el cuarto estaba totalmente vacío.

Solo vio el pequeño sobre que reposaba en la mesa, estaba en la misma posición que el año anterior. Apretó sus puños arruinando el avión de papel que le había hecho a su madre, su pecho empezó a doler y un nudo se formaba en su garganta.

Su doctor le pasó por un lado y se acercó a la mesa tomando el sobre para leerlo.

—Al parecer este año tampoco ha podido venir. —dice lentamente. —Su trabajo no se lo permitió.

Pequeñas lágrimas se asomaban tristemente en los ojos del pequeño, la decepción era evidente en su rostro. El mayor al notar el evidente estado de ánimo del niño siguió leyendo la carta.

—Aquí dice que te quiere mucho, y que el año que viene seguramente vendrá a verte sin falta.

El pequeño trato de sonreír, tenía que confiar en su madre y esperar pacientemente. Al siguiente año, su madre tampoco vino a verle, nuevamente le llegó una carta en su lugar.

Se sentía frustrado, tenía mucho que contarle. Cada vez más sus procedimientos eran más dolorosos, pero el los soportaba para poder verla. Así era un niño bueno.

Por eso aguanto otro año más, en donde empezó con entrenamiento físico, era necesario para su cuerpo tomara fuerza y resistencia para combatir la enfermedad y el lo hacia con toda la felicidad del mundo. No se quejaba cuando le golpeaban como un saco de boxeo, ni cuando le echaban agua helada estando totalmente desnudó.

Predestinados#1 |𝙹𝚎𝚘𝚗 𝙹𝚞𝚗𝚐𝚔𝚘𝚘𝚔| 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎Where stories live. Discover now