🍒012

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Busan, Corea del sur.
9:15 pm.

La situación en la que se encontraban era tediosa, Jungkook no sabía que hacer. Estaban siendo rodeados mientras el aún mantenía en sus brazos a la castaña en un intento de protegerla.

Jhilyan abrazaba fuertemente al pelinegro para poder calmar su miedo. Sentía culpa por poner a aquellas buenas personas en peligro.

Si tan sólo no se hubiera cruzado en sus caminos, ellos no estarían involucrados.

Pero extrañamente tener cerca al pelinegro se volvía contraproducente para ella. Desde el primer momento que sintió su presencia cierta inquetud la invadía, sentía como si algo en lo más profundo de ella tratase de salir.

Eso le asustaba mucho, tal vez le haría perder el control al acceder a tal impulso y se haría mucho daño en el proceso, como ellos le habían advirtido.

— Separenlos. —ordena.

Sus soldados acatan la orden y separan bruscamente a Jhilyan de los brazos del pelinegro mientras sollozaba fuertemente.

Jungkook no pudo hacer mucho, en el momento que le arrebataron a la castaña lo empujaron fuertemente contra el suelo mientras le ataban sus manos bruscamente.

—Vaya... —fingió sorpresa.—fue más facil de lo que pensé.

Se agachó a la altura de Jungkook y lo tomó fuertemente del cabello obligándolo a mirarlo. El pelinegro le dirigía una mirada llena de ira, cosa que hizo reír fuertemente al contrario.

Jungkook pudo detallarlo bien en ese instante, aquel sujeto no pasaba más de los 50 años, su cabello reseco y sucio junto con sus dientes amarillentos reflejaban la falta de higiene que tenía sobre si mismo.

Además de una peculiar cicatriz que abarcaba la mayoría de su mejilla hacia ver su rostro desfigurado, su uniforme militar rojo resaltaba bajo la luz de luna junto con sus interminables medallas impregnadas sobre este.

—Mi nombre es Albert Jones. Espero lo tengas muy presente.

Dice con un extraño brillo en sus ojos. Ver la ira hacia el reflejada en el rostro del menor de cierta manera le resultaba excitante.

Con sumo cuidado acaricia suavemente la mejilla de Jungkook y acomoda un mechón de cabello detrás de su oreja. Inmediatamente el cuerpo del pelinegro se tensa, su pulso se empieza a elevar y su respiración se vuelve pesada, se sientia mareado y débil de repente.

Albert al ver su estado sonrie maliciosamente y retira la aguja de su brazo. Lo había inyectado sin que el alfa se diera cuenta.

Jhilyan al darse cuenta de lo sucedido entra en pánico y comienza a forcejear para tratar de liberarse de las personas que la sostenían.

—¡Que le hiciste, maldito bastardo! —le Grita fuertemente totalmente asustada al ver al alfa contra el suelo totalmente inconsciente.

Albert le brinda una mirada seria mientras lentamente camina hacia ella. Jhilyan en este punto solo le importaba el bienestar del pelinegro así que le sostenía la mirada retadoramente.

Cuando el mayor llegó justo en frente le propinó una fuerte cachetada provocando un chillido por parte de ella desestabilizandola por completo, si no estuviera siendo sostenía, hubiera caído al suelo.

—¿Crees que tienes el derecho de decirme algo?

La castaña evita mirarle, mientras sentía en fuerte ardor en su mejilla.

—Eso pensé. —ríe levemente mientras sin cuidado alguno toma fuertemente su barbilla y la obliga a mirarlo. —Has sido una niña muy mala y no estamos nada contentos con eso. Espero que seas consciente del castigo que te espera cuando lleguemos a casa.

Jhilyan llora en desesperó ante la retorcida sonrisa que le brindaba el contrario.

Cuando la obligaron a caminar hacia la camioneta no puso resistencia, no quería hacerlos enojar más. Por eso, cuando se percató que alzaban bruscamente a Jungkook y lo dirigían a donde la llevaban a ella también, sintió lástima.

Fue en ese momento que solo pudo observar a la luna. Aquel hermoso lucero y radiante que adornaba la noche, se habia convertido en el principal testigo.

¿Que más atrocidades has tenido que presenciar, siendo tan bella y silenciosa?

Cuando reaccióno, fue empujada bruscamente hacia el interior del vehículo. Lo primero que se percató fue el olor náuseabundo impregnado en la misma y la sangre seca por todas partes.

También arrojaron bruscamente hacia ella a Jungkook. La castaña como pudo, trato de minimizar el impacto del pelinegro. Miro con enojo a los militares mientras posaba la cabeza del pelinegro sobre sus piernas para brindarle un poco de comodidad.

Por parte de ellos recibió una mirada fría carente de cualquier emoción, nublada en rectitud y un aura oscura. Como si sus vidas solo dependieran de seguir órdenes.

Todos iguales, a excepción de uno.

Una persona que se mantenía firme sosteniendo su arma custodiando que los demás hicieran bien su trabajo en una posición imponente.

Uno que miraba fijamente a Jhilyan mientras era esposada dentro del vehículo y cuando siente la mirada de la castaña fijamente sobre el, siente la adrenalina dominar su cuerpo al observar como cerraban la puerta cortando el contacto con ella.

Era ahora, o no lo era nunca.

Siente una mano posarse en su hombro, su cuerpo se pone rígido al contacto era evidente de quien era.

—Bien hecho. —El señor Albert lo halagaba.— Hora de irnos a casa, A-45.

El nombrado asiente y observa como su superior se aleja mientras enciende su cigarro y admira el paisaje, sus demás compañeros lo siguen bajando la guardia.

Era su oportunidad.

Le quito el seguro a su arma mientras un zumbido en su cabeza se hacía presente. Estaba desobedeciendo una orden, su mente comenzaba a ser un lío y alucinada un montón de números. El dolor de cabeza se hacía cada vez más intenso a cada segundo. Apretó sus dientes haciéndolos rechinar en el proceso.

Evitando las señales desesperadas de alarma que su cuerpo le comunicaba con los espasmos en un intento de hacerlo recapacitar de su desición, apuntó su arma hacia el frente y justo en el momento en que Albert se dio vuelta para ver porque tardaba...

Justo cuando sus miradas se encontraron.

Disparó.

Y ya no había vuelta atrás.


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Predestinados#1 |𝙹𝚎𝚘𝚗 𝙹𝚞𝚗𝚐𝚔𝚘𝚘𝚔| 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎Where stories live. Discover now