Capítulo 14

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XIV

Irene se quedó blanca ante la furia en los ojos de su mujer. Sabía que tarde o temprano esta comprendería sus intenciones para con su familia pero no lo esperaba tan pronto, no en ese momento en el que acababa de llegar, agotada de su viaje por sus distintas fábricas y negocios esparcidos por toda la isla.

Inés la miraba con odio dibujado en sus pupilas, apretando con rabia la misiva que había recibido de su hogar e Irene comprendió que se enfrentaba a un momento crucial en su matrimonio, tenía razones para estar furiosa ya que ignoraba la auténtica naturaleza de su padre.

Sin ser capaz de soportar la tensión que en unos instantes se apoderó del despacho, con ambas mujeres mirándose en silencio, Anthony carraspeó para hacerse notar sobresaltándolas a ambas que se habían olvidado de su presencia.

-Me parece que yo me voy a ir marchando, aquí ya no hago falta...

-Tú no te vas pirata, te quedas aquí pues tienes tanta culpa como Irene en este asunto.

Palideciendo durante unos instantes, no se atrevió a mover un solo músculo, aterrorizado ante la idea de enfrentarse a la furia de esa mujer y dando gracias mentalmente a que su tripulación no pudiese verlo en esas circunstancias pues perdería el respeto que le tenían sin duda alguna.

Irene suspiró, tenía que hacerle entender a Inés el por qué de sus actos pero no sabía cómo abordar el tema, le dio mil vueltas a la cabeza pues si algo temía era perder a su esposa, no podía consentirlo.

-Escucha Inés, tú no lo entiendes pero tengo mis motivos para hacer lo que he hecho y son motivos de peso.

-No hay motivo alguno para arruinar a la familia de tu esposa, de la mujer a quien dices amar.

-Créeme que los hay, y no tiene nada que ver contigo, desde el principio intenté mantenerte al margen pero me has descubierto y al menos mereces una explicación.

-Digas lo que digas no voy a creerte, los problemas que podías tener con mi familia tendrían que haber terminado cuando me desposaste... Son mis padres, también son tu familia Irene, no se merecían algo así.

Irene suspiró, atormentada, Inés no entendería el alcance de su odio hacia Ernesto porque no quería escuchar, aun así tenía que intentarlo.

-No son mi familia, tú y Alexander sois mi familia pero tu padre jamás formará parte de ella Inés, mi odio por el es demasiado intenso y no va a desaparecer con el tiempo ¿Sabes por qué?

-¿Por qué odiar tanto a quien ni siquiera conocías hasta venir a Nueva Inglaterra?

-Porque sí le conocía Inés, yo nací en Nueva Inglaterra, crecí ahí, bastante cerca de tu casa. Mis padres no tenían mucho pero al parecer lo poco que poseían era del interés de tu padre. Él los asesinó, a todos, a mis padres, los criados, los campesinos que trabajaban nuestros campos, quemó mi hogar reduciéndolo a cenizas pero yo sobreviví... Me habría asesinado también si uno de sus hombres no hubiese tenido piedad de mi, me vendió como esclava y el resto de la historia ya la conoces...

Inés palideció unos instantes, para enfurecerse nuevamente y gritar con rabia pues Irene estaba mintiendo, no podía ser cierto, ella conocía a su padre y no era capaz de un acto tan ruin y cruel como el que Irene le había relatado.

-Mientes, mi padre no es un asesino... No me esperaba un acto tan cruel por tu parte, has destrozado a mi familia ¿Dices amarme? Ya no te creo.

-Claro que te amo, si no te amara no habría arriesgado todo por ti, por casarme contigo, por convertirte en mi mujer...

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