Capítulo 7.

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Bill está molesto.

Oh, y vaya que tiene razones para estarlo. Su casa está hecha una mierda, todos se están comiendo su comida, la cabeza le duele condenadamente muchísimo.

Sin embargo—y aun teniendo todas esas razones— lo que realmente lo enoja es que Richie le mire así. ¿Así como? ¡Cómo di anoche no hubiera pasado nada! Como si Richie no hubiera... ¡Agh! ¡A la mierda con Richie Tozier!

Enojado como estaba, Bill dio un paso en falso y resbaló hacia atrás. Sin embargo, no cayó. Richie lo sostuvo de la cintura y le sonrió con una galantería que Bill no supo si era fingida o verdadera.

—Te tengo— Bill se sonrojó, luego recordó que estaba enojado y se puso de pie rápidamente.

Te gusta Bev. Te gusta Bev. Comenzó a repetir en su mente como si se tratase de un mantra. Y, mientras más lo repetía, menos se lo creía.

La maldita noche anterior lo había cambiado todo.

....

Ben estaba lavando los platos cuando Beverly se sentó en el mesón a su lado.

Eso fue un claro "Alerta roja" en su cerebro. Y en su cara también, porque se sonrojó de nervios.

—Oye Ben...

—¿Si?

Mike llegó justo en ese momento con todos los platos sucios que faltaban. Su sonrisa era radiante, Ben tenía que admitirlo. Además, se había preocupado por él ayer....

Ben negó con la cabeza para sí. ¿En qué estaba pensando? Bueno, tener a Bev a un lado y a Mike al otro no ayudaba mucho a mantener su cordura intacta.

Mike se pone a su lado, dejando los platos en el fregadero que es suficientemente grande para los dos.

—Te ayudaré.

—Yo los secare— dice Bev, sonriendo sin una pizca de desagrado. Después de todo, Mike la salvó, y le agrada bastante.

Ben traga saliva, parece que lo presiente.

Si, este trío podría acabar siendo mucho más explosivo de lo que ahora parece.

....

Stan y idea se encargaron de las botellas de vidrio y de trapear los suelos. Obviamente Eddie no pensaba tocar la bolas de papel mojado que debía de tener "miles de germenes", como él mismo dijo.

Ahora, Eddie sale afuera y Stan trapea el piso. No tiene problema con eso, siempre lo hace en la iglesia.

Con lo que tiene problemas es con su torpeza par disimular, de verdad no sirve para eso. La mirada se le escapa y, antes de que se de cuenta, está mirando a Eddie de nuevo.

—Stan...

—¡Eddie!— Stan da un brinco hacia atrás preocupado de que lo que quiera Eddie sea regañarlo por acosarlo con la mirada.

—Debo irme— balbucea, un poco cohibido.

—Ah, claro.

Es verdad, la madre de Eddie debe parecer el mismísimo Hulk ahora mismo.

—Iré...Iré por mis cosa— avisa, hace el ademán de ir hacia un lado, pero Stanley lo toma del brazo.

Te quiero y no estoy bromeando | Staddie & Bichie.Where stories live. Discover now