V e i n t i s i e t e .

204K 16.6K 6.8K
                                    

Somos todo y nada.
Porque cuando más cerca estabas
Más sentí que te alejabas.

4 de noviembre de 2018

Mi padre vino a recogerme. No podía quedarme allí, en casa de Zoe, con ella así de enfadada conmigo.

Durante el trayecto a casa, respondí las preguntas sobre cómo había ido el viaje con monosílabos; cuando me preguntó si me pasaba algo, tan solo negué con la cabeza y le dije que era tarde y tenía sueño.

En cierto modo, era verdad. Y, aun así, esa noche apenas pude dormir.

Di vueltas en mi cama por horas, pensando en Ethan, en Zoe y en el sentimiento agridulce en el que se había convertido mi día.

Recordaba los besos de Ethan y sonreía. Recordaba la mirada dolida de Zoe y se borraba esa sonrisa.

Zoe y yo peleábamos por tonterías siempre, desde pequeñas. Pero eran eso, tonterías, y ella nunca se había enfadado de verdad. O al menos no como ese día.

No.

La diferencia estaba en que lo de hoy no había sido enfado. Había rabia, decepción, desconfianza, dolor... pero no enfado. Me había mirado como si yo le hubiera roto el corazón, no como si quisiera golpearme. Y eso era precisamente lo que me mataba. La había herido. No a propósito, pero lo había hecho.

Después de cambiar de posición sobre la cama por quinta vez consecutiva en el último cuarto de hora, cerré los ojos. Y después de una hora, conseguí conciliar el sueño.

Nada más despertar, como de costumbre, cogí mi móvil para revisar las redes sociales. Era domingo y yo seguía algo cansada, pero no me apetecía dormirme de nuevo.

Tenía varios mensajes de Ethan.

«Zoe se ha encerrado en su habitación. Probablemente ya esté durmiendo».

«No me ha dicho nada, pero por su cara parecía que estaba de bastante mal humor antes de meterse en la habitación. ¿De qué habéis hablado? ¿Estás bien?»

«Joder, no puedo dormir. Hoy ha sido un día genial, pero lo de Zoe me ha dejado trastocado».

«Olvídalo. Mañana hablamos. Buenas noches, princesa. Te quiero».

Esas últimas dos palabras removieron algo en mí, me pusieron de mejor humor y lograron que comenzase a pensar con algo más de positivismo.

¿Por qué me estaba preocupando tanto en primer lugar? Zoe lo entendería. Quizá estaba herida ahora, pero se le pasaría con el tiempo.

Tecleé una respuesta, pero en seguida la borré. Eran las once de la mañana —bastante más tarde de la hora a la que solía despertarme normalmente—, y él también había tenido una mala noche. No quería despertarle con mi mensaje en caso de que estuviese durmiendo.

Salí de mi cama. Mis pies descalzos rozaron el suelo, ahora más frío que hacía unos meses. Comenzaba a notar la llegada del invierno. Las noches eran cada vez más largas.

Me puse unos calcetines gruesos y caminé hasta la cocina. Mi hermano estaba ahí ya, con su típica cara de recién levantado.

—Es raro que te despiertes después de mí —señaló.

—Es raro que tú te levantes antes —dije. Él esbozó una sonrisa antes de bostezar. Removió su café y se llevó la taza a los labios.

—¿Cómo fue todo ayer? —preguntó.

Kate & Ethan ✔️ | YA EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora