Capítulo 11: Dar Y Recibir

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Le molestaba que la vieran a su lado, y los pocos que tenían tal privilegio eran abrumados por constantes negaciones y/o amenazas de nunca revelar lo visto. Era un asunto de enorme trascendencia, muy personal, muy cercano al corazón de Harry, y algo de lo que no estaba listo a ser honesta con los demás, apenas pudiendo ser honesta con ella misma sobre el asunto.

Pero es que a pesar de la vergüenza y de que sus secretos más profundos pudieran ser revelados, con sus curvas y texturas en sus manos, la jovencita podía ser realmente quién era en lo más profundo de su alma.

—¡Querida! ¡Tu primo Jake ya trajo la cena! —exclamó la voz de una señora, con un fuerte acento balcánico entrando con la discreción de una elefante haciendo ballet—. ¡Baja por favor!

El temor corrió en las venas de la adolescente al ver la puerta de su habitación empezando a abrirse.

—¡No entres! —salió disparada a detener aquella apertura y la impertinente presencia de su tía Maja.

Sería después de todo, una vergüenza el ser vista de tal forma, con sus dedos jugando con Matilda.

—¡Pero qué te pasa niña! —la tía replicó tras sentir el azote de la puerta —. ¡Si sabes bien que no me importa que es lo que hagas a solas en tu cuarto!

—¡Pues igual me da pena! —Harry exclamó mientras aseguraba el cerrojo.

—Querida, sé que no sirve de mucho el consejo de una persona que apenas y sabe hablar el idiota.

—Idioma.

—¿Cómo dices?

—"Idioma" es la lengua, el jezik.

—¿Y qué dije?

—"Idiota".

—¡Es que el aprender la lengua local es muy difícil! —se lamentó Maja —. ¡Soy una mente un tanto ya mayor! ¡Mis neuronas no son las de antes desde Chernobil! ¡Desde la apaleada que me dieron los soldados en Belgrado!

—¿No incluyes en eso el vodka de la semana pasada?

—¡Vale, ya, ya! A veces una puede confundirse con las palabras.

—¡Tía, "idiota" se dice "idiot"! ¡Creo que puedes recordar eso!

—¡Pues igual! ¡Y quizá no esté muy conectada con las cosas modernas! No voy a fingir que lo estoy; tu generación está ocupada con sus MySpaces y sus Vanilla Ices...

—No lo estamos.

—...pero sigo siendo tu tía, y te quiero, y sin importar qué hagas en la intimidad de tu habitación, siempre puedes confiar que trataré el tema con delicadeza, seriedad y el respeto que merece.

Harry resopló y cruzó sus brazos; puede que su tía fuese algo torpe, pero no podía decir que sus intenciones eran malas.

—¿Es Matilda, no es así?

—¿Eh?

—¿Matilda, o me equivoco Jagoda?

—¡Qué mi nombre es Harry! —exclamó apenada—. ¡Y...! ¡Y...!

¿Y...?

La adolescente suspiró, y abrió su puerta: se reveló con las manos en la masa.

—¿Qué hay de comer en todo caso?

—Oh, veo que estabas ocupada con Michela.

—Matilda.

—Matilda, sí, sí, eso dije... no sabía que la seguías tocando.

¿Cómo Te Lo Digo Querida Jo?Where stories live. Discover now