Capítulo 23: Noche Sin Paz, Noche de Horror

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Si algo era apreciado en la mesa y las convivencias de la familia Aquino, era el recato y la buena educación. Y en ese aspecto, Dalia destacaba. Claro, era más porque los demás confundían timidez social con discreción, pero no es como si a la familia le importaría el verdadero bienestar de uno por encima de aparentar dicho bienestar.

Esa noche, la morena no se prestaría para tal charada.

—Entonces, escuché que eras una alumna aplicada —Marco, comentó a lado de la mesa del ponche —. ¿Eras estudiante destacada, no es así?

Un asunto era el orgullo académico que Dalia presumía; sí, la verdad es que le proporcionaba las precarias migajas de autoestima que ocupaba su ser para lidiar con el día a día. Pero se tragó su orgullo en pro de un bien mayor: estropearle la fiesta a su padre.

Y aunque no era una niña mal portada, dedujo que el mejor modo de lidiar con esto, era hacer justo lo que Harry haría.

—Tengo dieces en mis notas —la chica de lentes respondió—. P-pero la verdad, no porque precisamente me los merezca.

Marco sacudió su cabeza y arqueó sus cejas.

—¿A qué te refieres? —preguntó.

—Y-ya sabes: no porque te vaya bien en las calificaciones quiere decir que lo haga precisamente por estudiar.

Marco siguió viéndola como si le estuviera hablando en bielorruso. Lo sugestivo estaba lejos del dominio de Dalia, dándose cuenta muy tarde que de poco sirve leer literatura subida de tono en el celular si no puedes llevar la más elemental de las teorías a la práctica.

—Sé más como Harry, sé más como Harry —la morena pensó al darse cuenta que necesitaba abandonar el sub-texto y lanzarse al a lo texto.

—¿Estás bien? —Marco inquirió, notando el sudor en la frente de la chica frente a él.

—Quiero decir que me cojo a los maestros.

Y Dalia dijo tales palabras con un volumen menos digno de un humano y más digno de un ratón, pero lo pronunció justo cuando el resto de los invitados de la fiesta se silenciaron. Sólo fue por un segundo, pero un segundo es suficiente. Para ella, no era necesario voltear: sentía en su nuca el peso y calor de las miradas ajenas.

En su lugar, miró hacía un reloj en la pared: a la noche le quedaban muchas horas. Esto iría para largo.

Y no era la única para la cual la noche de paz, noche de amor parecía ir justo por el rumbo contrario.

 Y no era la única para la cual la noche de paz, noche de amor parecía ir justo por el rumbo contrario

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—Tu familia es realmente... hermosa —Harry comentó a Jo, a su lado, ambas compartiendo un pequeño espacio de tiempo del hogar de la familia Hoult.

—¡Gracias! —la rubia contestó.

—Demasiado hermosa.

—¿Se puede ser "demasiado" hermosa?

¿Cómo Te Lo Digo Querida Jo?Where stories live. Discover now