Capítulo 28: Smells Like Mean Spirit

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 —¿Lo voy a escuchar? ¿En qué sentido?

—No es algo que me llene de orgullo —Dalia replicó—. Pero por otro lado, no siento orgullo ni por lo que debería sentir orgullo; siento más bien, el peso de las expectativas de mis padres y de pensar siempre que estoy a una mala acción de decepcionarlos a perpetuidad.

—Pss, soy una lesbiana en una familia mormona: SÉ sobre decepciones a los padres.

—El caso es que, he escuchado por ahí frases como "enamorarse de un escritor significa que serás inmortal en su obra".

—¿Bonito, no?

—Sí... pero es mucho peor cuando te enamoras de un músico, porque su inmortalidad es más pegajosa.

—¿Y... por qué eso sería algo malo?

Dalia sonrió con ansiedad, sosteniendo con tembloroso pulso su teléfono.

—Porque ellos pueden inmortalizarte en algo mucho más rápido y pegajoso...

—¿Pero qué dices? ¿Qué signifi...?

La morena le reprodujo un video; era Tyler, con una guitarra acústica, en lo que parecía ser su habitación.

—¿Él no era tu novio?

—¡Cielos santo Jo, gracias por recordarlo! ¡De verdad, no había pensando en eso desde hace tres segundos, pero aprecio tu consideración!

Dalia no era una defensora del sarcasmo, así que el verla así, hizo que un fragmento del alma de Josephine saliera de su ser.

—Bien... mira, este es el detalle... siempre es incómodo el ver de nuevo a tu ex, pero estoy perdida en lo que se refiere al significado del video.

—Espera dos segundos más y sabrás a qué me refiero.

Tyler comenzó a cantar:

Pensé que el mundo tenías que merecer / más el tiempo mostró la verdad / y aunque lento soy pude comprender / que lo nuestro nunca fue realidad...

Josephine batalló como legionaria de Naouvoo en plena guerra en intentar mantener bajo control su impulso de carcajear.

—Esa letra es... todo un melodrama, por decirlo de forma amable.

—Se pone peor —dijo Dalia.

—¿En qué forma peor?

—En la peor forma: para mí...

La atención de Josephine, dispersa por unos segundos, se volvió a concentrar como francotirador al llegar al coro.

—Entonces... ¡Rosa! ¿Por qué me dejaste? / ¡Rosa! ¿Por qué te alejaste? / Tanto que yo te quería / ¡Y ahora tu recuerdo me es una tontería!

Jo apenas podía creerlo: esos gritos, esa letra, esa energía... de algún modo, la canción de Tyler se puso mucho peor, lo que al mismo tiempo quería decir que se puso MUCHO mejor.

—¡No puedo... no puedo más! —la rubia carcajeó, ya sin disimulo o control alguno —. ¡Es ridículo! ¡Demente! ¡Y lo amo!

Dalia, por su parte, no podía fingir siquiera encontrar el lado positivo de la canción.

—¿Se te hace gracioso? —inquirió la morena.

—¡SÍ!

—¿¡Se te hago graciosa!?

—¿Te qué...? —Jo sintió su risa sublimarse al decir eso —. ¿Por qué?

—¿No es obvio?

¿Cómo Te Lo Digo Querida Jo?Onde histórias criam vida. Descubra agora