Capítulo 32: El Beneficio de la Bruta

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Los problemas vendrían; la tormenta las azotaría. En sus corazones, en sus mentes, a flor de piel sabían eso. No querían arruinar esos breves momentos de sinceridad emocional con la oscuridad que traería la luz del día siguiente, pero tendrían que plantar pie y cara a lo que se aproximaba en sus vidas.

Pero el mundo bien podría limitarse a ese sillón viejo en el que se encontraban acurrucadas; descansando sin realmente dormir, y soñando sin tener que cerrar los ojos.

—¿Entonces, sí me crees? —Harry preguntó, sintiendo el calor de la humanidad de la rubia a un lado suyo, con sus dedos recorriendo la sedosa cabellera de Jo.

—Dudé —tras un suspiro contestó la invitada nocturna—. Mucho, y algo dentro de mí sigue dudando.

—No es como si no pudiera entender eso —Harry asintió—. Yo sé cómo me ven todos, y lo han hecho por tanto tiempo que creo que también me empecé a ver así. Pero a ti no te mentiría.

—¿No lo harías?

—Bueno, si de pronto viajara al extranjero y tuviera un amante en un nuevo puerto medio trataría de ignorar los sentimientos de culpa, pero más que buscar viajar debo de encontrar una maldita nueva escuela.

—¿Temes que lo de la expulsión es una cosa segura, no?

—¿No lo llegaste a pensar tú también?

—Mentiría si dijera que no, Harry —la rubia contestó después de besar una de las manos de su compañera.

—No quiero arruinarlo, pero, Jo, querida, ¿qué fue lo que te convenció al final?

—Me dijiste que no heriste a Gail... y no me parecía sensato; sé lo que pareció ocurrir, sé lo que sucedió, mis ojos dejaron en claro una cosa, pero... mi corazón dejó en claro otra. Y aunque te hice sufrir de más... estoy contigo, Harry.

—Si eso es cierto, esto es todo lo que importa.

—Y Abigail... hay algo en ella que está mal.

—Oh, ¡no me digas! ¿Qué te dio la primera pista?

—Siempre la he querido, y no creo que ella me esté mintiendo deliberadamente, quizá... quizá vio mal o está confundida, pero... luego me dijo algo raro.

—¿El que no tiene sentido el golpe con la marca en la pared?

—Francamente no tuve problema en darle el beneficio de la duda en eso —Jo contestó riendo, un poco al notar la claridad que otorga la retrospectiva—. Pero... luego hubo un pequeño detalle que brilló como una alarma de incendios.

—¿Su sonrisa de dictadora en potencia? ¿Su tono tan falso como esposa de Stepford?

—Más bien fue... ¿¡quién carajos gusta de la preparatoria!?

—¿¡Verdad!? —Harry exclamó, con un sentido de haber sido revindicada.

—Supongo que yo era así... lo soy todavía pero más por el potencial, más por las amistades, y le encuentro el lado bueno a las aventuras, pero también tengo que decir que ojala me hubiera ahorrado un par de ellas.

—¿Por qué lo dices?

—Porque... sólo me distrajeron para llegar a ti.

Harry casi podía sentir los "aah" de la audiencia si su vida se tratara de una comedia televisiva cursi; en su lugar, sólo se escuchó los gritos en serbio de una tía que no le molestaba tanto que su sobrina sea una lezbejka como el hecho que anduvieran hablando a altas horas de la noche. Todo lo que deseaba era silencio.

¿Cómo Te Lo Digo Querida Jo?Where stories live. Discover now