10.

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— Entonces te gusta el chiquillo. — Dice Yukhei sonriendo.

— ¿Te estas escuchando?

Mark rueda los ojos y bebe la limonada que había ordenado al llegar.

Aún no lograba explicarse porque siempre iba a aquel lugar en busca de ayuda de la persona más estúpida (o al menos eso era Yukhei para él).

— Espera un segundo, debemos buscar una segunda opinión.

Yukhei se levantó y fue en busca de Jungwoo, nadie estaba detrás de la máquina registradora ya que el lugar estaba completamente vacío, como siempre.

— Buenas tardes Mark, Yukhei me dijo que tienes problemas.

— Bah, como siempre exagerando, no son problemas... Solo pido consejos para un amigo.

— El cual le gusta. — Aclara Yukhei.

Jungwoo abre los ojos en demasía y aclara su garganta.

— ¿Te gusta un chico?

Mark vuelve a rodar los ojos y niega.

— Qué no es así, solo estoy preocupado por él.

— Háblame sobre el chico Mark, solo así podré entenderte.

— Bueno, él tenía un novio y rompió con el porque no quería que se distrajera ya que se iba al extranjero por estudios, al parecer no lo supera porque recientemente estuvo en Corea y se tuvo que volver a ir, lo vi deprimido y lo invite a mi casa...

Jungwoo lo interrumpió.

— Sí, te gusta... O al menos te trae.

— ¿Qué?, pero si...

— Mark, solo escúchate... ¡Jamas invitas a nadie a tu casa!, ni siquiera a Yukhei, ¡Y es tu mejor amigo!

El mayor tenía razón en lo que decía, él jamás en la historia había llevado a nadie a su departamento... Literalmente.

— Debo irme. — Dijo Mark confundido.

...

Donghyuck tomó esa tarde en especial para estar junto a Yerim, la cual le había insistido varias veces que fuera a ver una película con ella porque usualmente ya no salían y se sentía excluida de su vida.

El entusiasmo que obtuvo la chica durante lo que quedaba de día alegraba a Donghyuck, lo mantenía distraído de cualquier tipo de problema.

— ¿Podemos ir por unos helados? — Yerim esbozó esa típica sonrisa suya, tan brillante y hermosa.

— Por supuesto que sí, ¡Pero no te vayas a comer el mío!

Sí, Yerim tenía la mala maña de pedir un sabor de helado distinto al de Donghyuck y antojarse del ajeno a penas terminaba de comerse el suyo.

— ¡Oyeee!, no sería capaz de algo así... — Dijo la chica colorada.

— ¡La última vez te comiste el mío! — Chilló Donghyuck.

— Solo lo probé — Aclaró la chica — Esos pantalones deben estar matándote... — Dijo carcajeando sin parar mientras sacaba su celular.

— ¿Por qué me tomas fotos? — Preguntó el castaño fingiendo enojo.

— ¡Obvio para recordar! — La chica no dejaba de reír, porque de verdad las piernas de Donghyuck parecían estar asfixiándose.

— Te odio.

— Me amas. — Contestó sacándole la lengua.

Después de ir por aquellos helados se fueron directo a sus casas, tan agotados que se quedaron rendidos en sus respectivas camas.

El celular de Donghyuck no dejaba de sonar, como este estaba en su quinto sueño no le prestó atención, pero alguien más sí.

— Aish... Este torpe no puede hacerse cargo ni siquiera de su propio celular — Dijo tomando el aparato con fastidio — Bueno, ¿Quién habla?

— ¿Quién eres tú?, no suenas como Donghyuck.

— Es porque no lo soy grandísimo idiota, soy su hermano.

El chico que hablaba por la otra línea carraspeó un poco y siguió hablando.

— Es que bueno... Tengo algo que le pertenece y me gustaría entregárselo.

— Sí ajá, como sea, primero dime quién coño eres. — Jisung se sentía irritado por el día que había tenido, así que quien mas que un desconocido para descargar toda su rabia.

Por lástima ese desconocido era Lee Mark, y a Lee Mark no lo trataría como un perro callejero.

— Mira mocoso, eso no es de tu maldita incumbencia, necesito hablar con tu hermano no contigo, si esta ahí dímelo para no seguir perdiendo mi tiempo con un ser como tú.

Jisung quedó boquiabierto ante la agresividad con la que había sido tratado.

— Bah, cálmate viejo, ya te lo paso.

Jisung subió las escaleras y entró en la habitación del castaño sin ningún tipo de delicadeza.

— Oye Donghyuck, despierta, alguien te llama.

El nombrado anteriormente se levantó con los ojos aún cerrados y tomó el celular.

— ¿Quién es?

— Lo siento tanto, no sabía que dormías...

— ¿Mark?

De repente a Donghyuck se le quitó el sueño que tenía y abrió los ojos de golpe.

— Dejaste algo que creo es importante para ti en mi casa... ¿Podemos vernos?

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