22.

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— Bien, es aquí. — Dijo la anciana estacionando el carro.

Mark se bajó del auto y cerró la puerta sin percatarse que Donghyuck iba a bajarse por el mismo lado, por lo que casi lo golpea con la misma sin darse cuenta.

La casa era humilde pero maravillosa, afuera contaba con un pequeño jardín que tenía distintas frutas en mínimas cantidades. Los chicos sacaron sus maletas y la abuela de Donghyuck se despidió avisando que volvería a las seis, hora en la que cerrarían el restaurante por la llegada de su nieto.

Cuando entraron, Mark quedó impactado por la belleza interior de la casa.

— Es muy bonito, ¿Cierto? — Dijo Donghyuck sonriendo mientras metía las maletas.

Mark le miró con el mismo entusiasmo y contestó:

— No más que tú, pero sí, es bonito.

A Donghyuck se le coloraron las mejillas por completo, los nervios le atacaron sin poder encontrar una respuesta para el chico, el cual le miraba con una sonrisa hermosa.

— Vamos, te mostraré tu habitación. — Dijo rápidamente mientras ocultaba su vergüenza.

— Solo hay tres habitaciones para invitados, por lo que tu dormirás en la de aquel extremo — Dijo señalando el último cuarto del pasillo — Y yo dormiré en esta — Finalizó mostrando la que estaba alejada de Mark.

El chico asintió, Donghyuck creyó que por la distancia tal vez no compartirían mucho y eso era muy significativo para él porque no quería sentirse más culpable con Yerim.

Pero lo que ellos menos harían era estar en sus habitaciones.

Mark dejó la maleta en su respectivo cuarto y fue al de Donghyuck para verlo arreglar las cosas, este estaba volteado ubicando sus pertenencias personales sobre la mesita que estaba al lado de su recamara.

— ¿No te molesta usar pantalones tan pegados? — Preguntó Mark observado las piernas torneadas del menor mientras ocasionaba un susto en el mismo.

— N-No, me gusta como se ven en mí. — Dijo dándose la media vuelta, cuando llevó su vista a los ojos de su hyung se sintió incomodo, ya que este lo escaneaba de arriba a abajo.

— Definitivamente ya sé porque algunas veces escuchaba chicas por los pasillos quejándose de tu sexualidad, eres muy atractivo en todos los sentidos.

— ¿Gracias? Pero por favor deje de mirarme así, me incómoda un poco...

— No deberías — Dijo apartando su mirada del cuerpo de Donghyuck hasta su rostro — ¿Podemos salir a observar el lugar?

— Mmmh, por supuesto.

El que Mark fuera así de directo mataba a Donghyuck de vergüenza, por primera vez se sintió violado por una mirada.

...

Por otro lado estaba Jisung en su habitación abanicándose con su mano, el chico tenía calor y se encontraba aburrido.

Le habían dado vacaciones en su trabajo de medio tiempo y su madre insistía en que ayudara en su tienda de ropa.

El no quería trabajar con su madre, era vergonzoso porque el año pasado lo hizo y la mujer lo reprendía por cada cosa que hacía.

— Sung, vamos a la tienda, es una orden.

— Mamá, Donghyuck me llamó y me pidió que fuera a Busan, mis abuelos desean verme y me siento mal por tener tres años sin ir. — Mintió Jisung.

La mujer asintió resignada porque sabía que lo que decía su hijo era una completa mentira, le dolía que prefiriera irse con sus abuelos a que ayudarla con el trabajo.

— Está bien, mandales saludos de mi parte.

Jisung se encargó de hacer sus maletas lo más pronto posible y para cuando las tuvo listas se encamino hacia la puerta para pedir un taxi, pero se encontró con la maravillosa sorpresa de que Kun estaba afuera en su gran auto con unas gafas negras.

— ¿A dónde te diriges chiquito?

Jisung sonrió entusiasmado y le contó al hombre que iría a Busan, este se ofreció a llevarlo y Jisung le pidió que se quedara allí para conocer a sus abuelos, a lo que este no se negó.

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