Un día sombrío promete grandes desastres, y justamente ese día lo era. Alaska Hartley fue vista por última vez aquel martes dieciséis de octubre, nadie sabe qué pasó con ella, no hay cadáver pero tampoco se podría asegurar que ella esté viva, no hay...
—¡Alaska! —siento un golpe en mi costado pero no me muevo, aún teniendo los ojos abiertos realmente no estoy viendo nada. —Alaska miráme.
Alguien toma mi barbilla obligándome a ver hacia adelante y unos ojos azules me aturden un poco.
—¿Estas bien? te bloqueaste un buen rato.
Asiento levemente mientras empiezo a ver alrededor, estoy en un auto y visto ropa de hombre, el auto no está en movimiento pero puedo observar que estamos a pocas cuadras de mi casa.
—¿Qué pasó con ellos? —prégunto confundida y sin querer saber la respuesta.
—No sucedió Alaska —dice viéndome fijamente y mis lágrimas empiezan a salir —Me encargué de ellos, lo prometo.
—Gracias... Chase —digo apenas recordando su nombre y él sonríe un poco.
—¿Vives cerca?
—A tres cuadras.
—Bien.
Sin hablar más del tema, lo cual aprecio, y sintiendome mas segura él me lleva hasta mi casa.
Bajo del auto lentamente sin saber realmente que decir, él me dá una pequeña sonrisa de despedida que trato de responder antes de entrar. Y sólo hasta que se va mi mente reacciona un poco, pensando..... en que todo eso ha sido raro y en que él es también un desconocido, sin saber que corría más peligro en ese auto que en aquella calle y sin entender que se supone que era lo que él había hecho al "encargarse de ellos"
Me volteó y al pie de las escaleras observó a Jake.
—¿Dónde estabas? —le pregunto en un susurro. —Te llamé muchas veces.
—Perdí mi teléfono, Aska cariño ¿Estas bien? ¿Qué pasó? — pregunta notando mi estado y me doy cuenta que ya estoy llorando.
El me abraza pareciendo muy confundido.
—T-tenía mucho miedo —digo entre lágrimas —No quería que me pasará lo mismo.
»No quería terminar igual que...
—¿Igual que quién Alaska? —pregúnta con cautela.
—Mi madre —digo apenas en un susurro.
Puedo sentir su cuerpo tenzarse mientras lentamente baja su vista a mi rostro.
—¿Qué sucedió?
Trato brevemente de ordenar mis pensamientos y decirle entre lágrimas lo que ha pasado, él maldice y se aleja un poco de mi expresando su enojo hacia los malnacidos de aquel callejón.
—¿Quién ha sido? ¿De quién es la ropa? —pregunta cuando le menciono acerca de Chase.
—Es un chico nuevo de la escuela, su nombre es Chase.
No logro descifrar la expresión en su rostro cuando escucha eso pero algo en mi inconciente me dice que es importante y que debería prestar atención. Pero no lo hago.
No queriendo hablar más del tema, le digo que quiero dormir, él asiente pero no se separa de mi en ningún momento hasta quedar dormido en el sillón de mi habitación, lo cual agradezco porque aún estoy aterrada.
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