Capítulo 6

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Viernes 21 de septiembre.

Alaska

Me quedo observando el techo como por diez minutos hasta que escucho pasos bajando las escaleras. Se ha cambiado la ropa mojada, su cabello aún sigue húmedo y eso logra distraerme un momento.

—Listo, te preparé un cuarto —asiento levemente y observo la ropa que trae en sus manos. Él me la tiende.

Una camiseta y un buzo que seguro me quedarán gigantes, pero al menos agradezco que no me haya dado solo la camiseta.

—Gracias.

—Me iré a dormir, si tienes hambre hay comida en la cocina —dice señalando con la cabeza y yo solo asiento.

Subimos las escaleras y me guía hasta la segunda habitación, la más próxima a la suya. Luego se va. Suelto todo el aire que no me había dado cuenta que estaba conteniendo y procedo a cambiarme. Efectivamente la ropa me queda grande pero resulta muy cómoda, la habitación es bastante parecida a la de Alex con la diferencia de que ésta es un poco más pequeña y parece que nadie duerme aquí. Pero claro que nadie duerme aquí si se supone que vive solo.

Me acuesto intentando dormir pero los latidos de mi corazón no logran controlarse ¿Es posible que sienta que aquí corro más peligro que afuera?

Doy vueltas en la cama sin poder dormir y sin más remedio me levanto. Camino alrededor de la habitación pero no hay mucho que ver, una cama, un televisor, un ropero y la puerta del baño.

Tengo hambre.

Recordando lo que él me dijo salgo de la habitación y bajo las escaleras. Me cuesta un poco llegar a la cocina ya que ahora todo está completamente oscuro, cuando por fin llego presiono el interruptor de la luz y observo todo. La cocina también es increíble pero con el mismo aura extraño que el resto de la casa, tétrico.

Busco y hay mucha comida ya hecha así que lo único que hago es calentarla y proceder a comer. Cuando termino me dispongo a volver a la habitación pero al pasar por la sala el sonido de un teléfono me sobresalta.

Su teléfono está en el sillón y no deja de sonar, me acerco lentamente y la pantalla se ilumina una y otra vez con la llamada de un número desconocido que extrañamente me parece familiar. Muerdo el interior de mi mejilla dudando si hacerlo o no. Pero a la tercera llamada contesto.

—¿Dónde estás? —contengo la respiración cuando reconozco esa voz y cuelgo el teléfono, Jake.

Escucho pasos en las escaleras y rápidamente pongo el teléfono en donde estaba. Los pasos están cada vez más cerca y no puedo corre a la cocina porque me vería pasar, por lo que me voy por el único pasillo al que veo posible llegar.

No veo nada, el pasillo está oscuro y lleva a una sola puerta. Escucho el teléfono sonar nuevamente pero ésta vez mucho más cerca así que sin pensarlo dos veces abro la puerta y entro.

Me balanceo sobre mis pies al notar que lo que tengo frente a mi son escaleras, pero logro mantener el equilibrio y bajar en silencio. Es el sótano.

¿Porqué no me quedé en la habitación? ¿Y porqué me escondo? Solo contesté un teléfono, no es algo malo ¿no? Aunque creo que ya sé perfectamente la respuesta.

Todo está muy oscuro y voy tocando la pared con mis manos para poder ubicarme. Parece ser un lugar despejado, no he chocado con cajas ni objetos inservibles, lo que me parece extraño para la casa de alguien que recién se mudó al pueblo.

Sigo escuchando pasos en el pasillo pero ahora acompañados de una voz apenas perceptible, parece estar hablando por teléfono. Inconscientemente voy caminando hacia atrás y solo me detengo cuando choco con una pared, contengo mi respiración, estoy nerviosa.

¿Dónde Está Alaska? Where stories live. Discover now