Capítulo 5

53 4 0
                                    

Jueves 8 de noviembre.

Las grandes puertas de la iglesia se abren y el sonido de las pisadas es lo único que se escucha. La silueta de un chico inclinado se visualiza delante, solo, sus ojos llenos de lágrimas y con un elegante traje negro, el lugar está vacío. O al menos lo estaba, él voltea al escuchar los pasos cada vez más cerca y sus ojos se humedecen mucho más, pero esta vez por una sentimiento distinto a la tristeza.

—¿Triste?

Se escucha una voz cargada de burla.

Se escucha una voz cargada de burla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Viernes 21 de septiembre.

Alaska

—Hola Alex.

—¿Vienes sola? ¿Dónde está Jeremy? — pregunta viendo detrás de mí y me parece tan extraño estar teniendo una conversación de más de un segundo con él.

—Tuvo un inconveniente, no podrá venir —digo viéndolo fijamente sintiéndome, como ya es costumbre cuando él está cerca, aterrada.

—Pasa —dice haciendose a un lado con una poco perceptible mueca de lo que reconozco como fastidio.

—¿Harry no ha llegado?

—¿Lo ves acaso? —Lo observo de mala manera.

—¿Bien? ¿iniciamos? —pregunta alzando ambas cejas.

—¿No lo esperaremos?

—¿Y desperdiciar tiempo? —pregunta como si estuviera desesperado por que yo me vaya, perfecto, porque es justamente lo que yo deseo, mientras más tiempo estoy junto a él mi miedo aumenta y esto se está haciendo demasiado extraño.

—B-bien —Tartamudeo cuando lo veo fijamente —Iniciemos.

Caminamos hasta la sala y yo observo a mi alrededor maravillada, la casa no es una mansión ni mucho menos, de hecho es pequeña, ideal para una sola persona, pero todo se ve tan clásico, fino y delicado que resulta sorprendente para ser una casa de este lugar.

—¿Vives solo? —Pregunto y me doy cuenta de que me está observando y en su cara se ve la sombra de una sonrisa.

—¿Nunca has visto una casa? —Pregunta ahora con su expresión seria.

—Nunca había visto esta, es extraño, en un pueblo que conozco como la palma de mi mano. —pregunto entrecerrando los ojos —No respondiste mi pregunta.

—Sí.

—¿Sí que?

—Que si vivo solo —dice rodando los ojos... ¿No tiene padres acaso? —Ahora... ¿Podemos hacer el proyecto?

—Bien —digo porque estoy segura de que no contestaría de hacer más preguntas.

Mi teléfono suena y contesto.

¿Dónde Está Alaska? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora