Sorpresas

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La mano le empezó a temblar, haciendo que su lápiz bailara entre sus dedos y formara pequeños garabatos sobre su hoja. Sentía su vientre estrujarse y un calor que ascendía súbitamente expandiéndose cada centímetro de su cuerpo.

Sus mejillas se tiñeron de carmín, mientras sus ojos se nublaban sin distinguir ni su silueta. No comprendía a cabalidad la situación, mucho menos las razones; se suponía que solo era un resfriado mal sanado o a lo mucho una fiebre, sin embargo esto iba más allá, se sentía húmedo...se sentía excitado...demasiado excitado.

Apretaba su entrepierna contra la silla en una manera desesperada por calmarse, incluso llegó a morderse la muñeca, pero el solo contacto de su propia boca con la piel hizo que tal "fiebre" aumentara, expulsando un muy suave gemido, apenas audible.

No lo resistía.

Forzó su poca cordura a escribir bien su nombre en el papel, cogió su mochila, se puso de pie con todas sus fuerzas, pues sentía que en cualquier momento se desmayaría; se acercó al escritorio del profesor, entregó su examen y paso a paso, tambaleando salió del salón.

El pasillo se hallaba desierto, aun no tocaba el timbre de salida. Se aferraba a la pared, pues las piernas le flaqueaban; arrastrándose llegó al baño de hombres. Sacó su celular con desespero buscando el contacto de su confianza, su mejor amiga; intentó marcar el número, pero su vista no distinguía dígitos.

Se sofocaba, todo le causaba calor y mareo; instintivamente se retiró el saco y hasta pensó en quitarse la camisa. Se veía así mismo, su reflejo irreconocible...labios hinchados, ojos cristalizados, mejillas rojas y piel perlada de sudor.

Llevó su vista a la zona baja de su vientre, observando un pequeño bulto asomarse, acercó su mano palpando, pues ni él mismo se la creía que le estuviera pasando, el tacto le hizo soltar un gemido, estaba muy sensible. Se ató el saco a la cintura para cubrir su verguenza; de pronto sintió un ruido en uno de los cubículos a sus espaldas, unos pies se asomaban por lo bajo seguido de una grosería dicha por aquel intruso, ello lo asustó haciéndolo salir corriendo de allí sin percatarse de su delante chocando de lleno con alguien.

- ¡Tetsu-kun!- su mejor amiga.

- Mo...moi-san.- susurró, entonces sus piernas se doblaron, y antes de desplomarse ella lo agarró de un brazo pasándolo sobre su hombro. Lo miraba angustiada, muy preocupada.- Ayúdame...no puedo...-sus jadeos aumentaban.

La pelirosa no creía lo que pasaba a su amigo, puesto que los síntomas se manifestaran tan súbitamente era de sorprender, y más sorpresa se llevaría su amigo al saber que él era un Omega, y que estaba experimentando su primer celo.

***

Un mes antes

Extendió el uniforme sobre su cama, lo miró con curiosidad, el emblema de la preparatoria destacaba en su saco rezando el nombre "Teiko" en esta. Viró sus ojos al reloj de mesa, aún era temprano, muy temprano por cierto; la ansiedad por el primer día de clases lo tenía sin sueño, tanto que llegaba a revolverle el estómago.

Con la paciencia del tiempo se tomó una larga ducha tibia, al salir trató de peinarse, ya que por sí su cabello era un caso perdido. Se vistió el uniforme, anudó sus zapatos y bajó a desayunar justo cuando su madre estaba dispuesta a llamarle.

-Buenos días cariño.- dijo la mujer.- tienes que comer bien, hoy es tu primer día de preparatoria.

-Buenos días madre.- la mujer puso el tazón de frutas delante de él junto con la botella de yogurt.- gracias

Síndrome H .-  (KurokoNoBasket)Where stories live. Discover now