Me Envuelves

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Quién hubiera creído que se hallaba

Sola, en el aire

Oculta, tu mirada


-Asunción de ti-

*


<< El Hombre de Piedra contempla la Gran Ciudad desde la cúpula de la Catedral. Apostado en el balcón del Campanal, anuncia la medianoche el eco del aire y 12 campanadas...hacia la gente con sus almas adormiladas.

Su espalda encorvada, compacta, cincelada en su momento por las manos callosas  de esclavos en el mármol.


Las alas plegadas al cielo, escondiéndole de la luz y la vida. Han pasado siglos de quietud, donde el musgo proliferó en sus cimientos, y los cuervos danzan entre sus cuernos.

Sigue ahí, eterno Hombre de Piedra, observando indiferente el respirar de las calles.



Siempre inmóvil.

Siempre inerte.



Oh! Señor Protector, castigador de los pecadores. La lluvia delinea su cuerpo petrificado, quemando al tacto sus ansias de inmortal.

Hoy es noche de Fuga, expresión y costumbre.

Hoy es noche de Luna Sangrienta.

Los mortales danzan alrededor de las hogueras con sus trajes de lino y seda; nadie se aparta del festejo; pronto el vino cambia de mano para subir a sus corazones; las piernas se rinden a las trompetas, mientras que sus voces se elevan en plegarias a la Luna
Sangrienta.

Entonces, el Hombre de Piedra, solo observa.

Observa entre los excesos del caos...entre el estupor ardiente de la vida mortal, porque los blasfemos solo conocen el desenfreno, se les ve en el vacío de sus ojos, donde la claridad abandonó sus cuencas.




Pero siempre habrá una luz silenciosa que se desliza por las sombras.



La luz de la esperanza, escabulléndose de quienes se negaron; buscando a quien la necesite.

Un Ser Espiritual

Un Ser de Luz infinito, salva y guarda el corazón de los desdichados, devolviendoles su latir, aquel que perdieron en razón de sus penitencias.

Un ser que ama las almas laceradas, llenas de cicatrices; tan incondicional es su entrega que se rasgará su propia piel por curar las de otros; tan puro y suave como la flor del algodón con que se tejieron los hilos del destino.


Hoy hay tormenta, los Truenos guturales de los cielos se unen a los coros humanos. El tiempo y la discordia chocan entre sí, lanzando un Rayo que destroza la coraza del Hombre de Piedra.

Sus cimientos se vuelven arena, la piedra se vuelve polvo, y el Hombre, ya no de piedra, emerge a la vida gritando su Credo, ahora es de carne y hueso. La Esmeralda de su pecho vuelve a latir.

Síndrome H .-  (KurokoNoBasket)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora