Señales que Duelen

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Admirarte así, en silencio

Sin incertidumbres en las sienes, sin misterios al corazón

Solo yo y la tinta, solo tú con mi ausencia

Solo nosotros sin tenernos

a medias y en mis sueños.

***

Estaba fresco y nublado en Tokio. El perfume a Sakuras vagaba perdido en la neblina matutina, impregnados en el rocío nocturno de jardines botánicos; adentrándose en adormitados hogares y otorgando sensaciones mansas de una próspera Primavera. A lo lejos, un extendido manto de nubes, silentes avanzaban a la gran ciudad, entremezclándose la calidez escarlata de un sol naciente, abriéndose paso por las robustas construcciones de concreto; el alba era un espectáculo hecho solo para quienes saben donde mirar. Los domingos eran así, curiosamente nublados; apropiados para la gente que disfrutaba las mañanas laxas, serenas e íntimas; destapando sus emociones interiores al sorbo de un humeante café, o las centelleantes sensaciones corporales que se despiertan en compañía bajo las sábanas. Sin las prisas aceleradas de días semanales; cada uno cómplice de la vida misma.


Pero este día cargaba matices distintos...


Kuroko acababa de bañarse, sofocado al calor de los edredones que lo asfixiaba estando bajo ellos hecho un ovillo. Salió fresco y lozano, la plenitud liberadora que otorga una buena ducha; envolviéndose por una aterciopelada bata turquesa de Seda Tailandesa, adornada con siluetas florales en espiral a lo largo de la tela; rozando cuidadosamente su piel. El cabello humedecido, medio aplanado por el agua, despidiendo gotitas que bajaban calmosas por la barbilla, reposando en el hueco de sus exaltadas clavículas blancas . Dentro de su cuarto, detuvo el paso al observar su proyección, el espejo de cuerpo entero le brindaba una vista panorámica a su propia anatomía oculta con recelo.

Asaltado por una idea adolescente, cerciorándose visualmente que la puerta tenga pestillo bien puesto, deshizo con tímida agilidad el nudo de la bata, dejándola resbalar por sus hombros al suelo sin cuidado, exhibiéndose desnudo ante él mismo con la presente sensación de morbo. Sus ojos comenzaron un recorrido parsimonioso en ascenso. Veía sus pequeños pies delgados, nunca expuestos al sol; esbeltas pantorrillas de firme musculatura, seguidas por gruesos muslos atléticos limpios de vello, dócilmente suaves al tacto; fluyendo una fuerte cadera ancha y hondonada cintura, otorgando una deliciosa curvatura a su cuerpo y ensalzando con gracia el contorneo de sus costillas.

Todos aquellos atributos...exótico ante escultores; desagradables en demasía ante su poseedor. El asemejarse a la silueta femenina era algo que a Kuroko le fastidiaba la vida, casi compitiendo con sus amigas. ¡Maldición, él era un varón! ¡Un macho pecho peludo! No veía en sí ni un deje masculino emanando testosterona, si quiera la naciente de un vello en la barbilla. Suspiró con pesadez, mirándose directamente, resignado a la pésima y hasta humillante suerte genética que le tocó heredar. Y retomando el viaje visual; su sexo rosado y blando, pequeño para su orgullo de hombre o al promedio; unos glúteos erguidos, compactados a causa de la natación. La textura algodonada de su piel nívea... reconocía su inclinación por los hombres, sin embargo no significaba transmutar en una mujer, dando la fantasía sexual de un cuerpo femenino... el quería verse por como nació, un hombre .

No solía detenerse a mirarse en un espejo por mera verguenza y falta de necesidad; se imaginaba como un vampiro (o vampiresa) que no proyecta reflejo alguno, sumando la tes pálida envolviéndolo, solo carecía de un cómodo sarcófago para dormir eternidades. Pero la cualidad de un vampiro era la ventaja de no enfermarse, su inmortalidad. Entonces Kuroko hurgó en su mente, recordando la última vez en que se había enfermado, o haya tenido necesidad de visitar al doctor. Una búsqueda nula. En realidad nunca enfermaba, bueno...no en toda la extensión de la palabra. La veces que frecuentaba hospitales se debían a razones de "accidentes" ajenos a él.

Síndrome H .-  (KurokoNoBasket)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin