Lentamente

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Hay diez centímetros de silencio entre tus manos y mis manos

Una frontera de palabras no dichas entre tus labios y mis labios

Y algo que brilla, así de triste, entre tus ojos y mis ojos

- Mario Benedetti-


***

Es tan poco lo que uno puede llegar a conocer de alguien, incluso, de sí mismo. Sentirse como barco a la deriva en la inmensidad de las olas, o mejor dicho, a la deriva de las incertidumbres y preguntas sin respuesta.

Porque en ese preciso momento Kuroko Tetsuya tenía una gran pregunta a quien se supone que dirige su destino, y en se momento creyó estar pagando el Karma de alguien más.


<< ¿Por qué a mí? >>


Habían trascurrido exactamente dos semanas desde que inició la preparatoria, y aún no olvidaba la bochornosa escena que se plantó a la salida del primer día, no aceptaba estar separado de sus amigas, y sobretodo, no poder quitarse de encima cinco espectrantes miradas que a ciencia cierta, no sabía de dónde rayos salían...y al parecer, se les sumaría una más.

Allí, parado a la izquierda del docente, el pelirrojo que estuvo eludiendo con toda su habilidad fantasmal y que sus amigas insultaron de la "a" a la "z".

Es cierto que las ocurrencias o altercados al pasar años, simplemente se olvidan, carece de sentido seguir enfadado por algo muy de niños...pero más que enfado, Kuroko sentía mucha vergüenza y hasta intimidación. Esa persona; ahora sentado casualmente en el asiento libre a su delante...no lo conocía...ya no era su mejor amigo. Kuroko cambio, sus amigas cambiaron y de seguro aquel pelirrojo lo hizo más, pues su ceño en extremo fruncido le formaba una idea de su evolucionado y nuevo carácter.

Resulta que la oficina de admisión no administró con eficiencia el cupo total de vacantes de ese año, provocando un caos sobre horarios y número de salones, en consecuencia reubicaron el alumnado en distintas secciones. Para su suerte, el pelirrojo compartía su clase, y al peliceleste nunca le pareció tan interesante el patio desde la ventana, pues se negaba a volver la mirada cuando su ex amigo lo observaba con insistencia al tomar asiento.


<< ¡POR QUÉ JUSTO AQUÍ! ¡¿No ves que al otro lado hay sitios libres?! ¡VETE! >> gritaba para sus adentros.


Entonces ese fue el fin del hombre araña...


La clase prosiguió, más lenta que el mismo reloj. Kuroko anotaba todo lo que el docente hablaba, sin mirar el pizarrón, en razón que inevitablemente se toparía con una cabellera rojiza. Ya se imaginaba el grito al cielo de sus amigas al enterarse de la "buena nueva", y maquinando su nuevo plan de escape al toque del timbre.

- Bueno jóvenes, espero que hayan atendido, como nos quedan 40 minutos, rápidamente formen parejas, haremos una práctica.- sentenció el profesor de literatura.- iré a traer las copias, cuando regrese quiero verlos a todos organizados.- dijo saliendo del salón sin dar espacio a reclamos.

El bullicio comenzó de nuevo, el sonido de las sillas arrastrarse seguido de una que otra lisura. Al parecer en dos semanas ya todos se conocían, pues no tardaron mucho en formar parejas de trabajo...sin embargo, un ansioso peliceleste sentía sus manos temblar al ver como su compañero de adelante se giraba a darle rostro, con la obvia iniciativa del trabajo y siendo ellos los únicos que se "conocían" entre sí.


Síndrome H .-  (KurokoNoBasket)Where stories live. Discover now