D O C E

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•often idiot•

Regresar a casa junto a KyunSoo había calificado para poder formar parte en su lista de cosas favoritas.
Bueno, no junto a él sino más bien....a unos cuantos pasos tras el, solía simplemente seguirlo.
Tarareaba de vez en cuando y cuando veía algo entretenido en el camino, lo informaba de inmediato al bajito, una vez incluso lo arrastro al parque que estaba de paso solo por qué vio a un par de ardillas juguetear en un árbol.

Le parecía ameno mirar su espalda, apreciar su cabello y como se movía con el viento, se le hacía divertido sincronizar sus pasos y a menudo cantaba para él.
Tenían gustos parecidos y cuando miraba su cabeza moverse de lado a lado al ritmo de su voz, no podía evitar sonreír.

¿Que podía hacer para enamorarlo?.
Quería confesarse.
Pensaba en posibilidades todos los días, podría simplemente escribirle una carta, llevarle unas flores, o podría decírselo por chat.
Lo malo es que era un poco cobarde, hacia un lindo plan y cuando estaba por ejecutarlo, se arrepentía.

Al final solo optó por callar, se conformó con seguir hablándole aunque no obtuviera respuesta, molestarlo era algo que realmente le gustaba, obtenía respuestas físicas inmediatas, la mayoría de veces eran golpes, totalmente ligeros pero amaba exagerar su reacción por qué el pequeño,  arrepentido se acercaba a sanar el daño que causó, a veces también le dedicaba miradas enojadas, frunciendo el ceño y abultando los labios, se mostraba tan lindo, pero lo que más le gustaba eran sus notas.

Tenía una pequeña libreta con hojas rosadas especial para ellas, su letra era linda y se expresaba increíble, sin escribir malas palabras lo dejaba con la boca cerrada y  sus amenazas le parecían tiernas. Sin mentir, había conservado todas y cada una de las notas que él le había dado.

Había tocado un par de canciones con su guitarra solo pensando en el y a menudo se encontraba leyendo por milésima vez sus escritos en la página escolar, ahora que lo pensaba, tal vez era medio masoquista, vaya que enamorarse de Do KyunSoo, de alguna manera su trato rejego le encantaba.
Pero ni sus golpes, ni sus miradas indiferentes o los ocasionales insultos que obtenía como respuesta en una nota le habían dolido tanto como sus palabras.

Por mucho tiempo, intento sacarle una pequeña palabra con cualquier medio que le fue posible, fallando rotundamente en cada uno.
Hasta ese día...

Lo imagino más lindo.
Mejillas pigmentadas de un hermoso rosado, mirada hacia abajo y una voz dulce, dictándole que correspondía a su amor. O algo así.
Que gran fantasía.
En su lugar había lágrimas, miradas confusas y un tono de voz roto, completamente destrozado.
Se había creído todo lo que le dijo, era un fastidioso y solo había logrado lo contrario a lo que se propuso.

–. Menudo idiota

Se dijo así mismo mientras pasaba a la siguiente página del libro que estaba leyendo.
Así es, alguien más que no había asistido a clases.

Talk (ChanSoo) Where stories live. Discover now