Reencuentros

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Los días con sus familias, aunque les habían parecido demasiado pocos, les habían sentado de maravilla. Después de tanto tiempo encerrados, alejados por completo de sus vidas y del mundo real, algo de cotidianidad les venía bien para respirar y tomar fuerzas ante lo que se venía. Durante el tiempo que pasaron separadas, Alba y Natalia no habían perdido en ningún momento el contacto. Hablaban a diario por teléfono, se comentaban su día a día y compartían con la otra fotos y memes que les llegaban a través de los fans en redes, se comentaban las fotos y compartían canciones que iban descubriendo desde su salida. Solo cuando recuperaron el acceso a sus redes sociales y tuvieron tiempo de navegar un poco por los miles de comentarios que recibían por parte de sus seguidores fue cuando pudieron darse cuenta de la magnitud real que había alcanzado el tema del shippeo entre ellas. Dentro de la academia habían sido conscientes de que se las estaba shippeando por los gritos que escuchaban desde la terraza, por los comentarios que les hicieron cuando salieron a firmar y por las reacciones de la gente en plató, pero siempre se lo habían tomado como una broma y nunca hubiesen imaginado que el tema hubiese generado tanto boom. 

Natalia se encontraba de camino a Barcelona, donde cantarían por primera vez el himno de la edición sobre un escenario tan mítico como el Palau, algo que les tenía a todos flipando y un poquito de los nervios, ya que se trataba de un escenario que no todos los artistas tenían la oportunidad de pisar. La navarra estaba ansiosa por encontrarse con sus compañeros. Después de vivir durante 3 meses pegada a ellos las 24 horas del día, ahora se le hacía muy complicado estar sin ellos, por eso habían creado un grupo en whatsapp en el que no dejaban de repetirse las ganas que tenían de verse y en el que iban compartiendo todo lo que iban viviendo y haciendo miles de planes que se morían por llevar a cabo. Pero si echaba de menos a alguien era sin duda a esa pequeña rubia que se había convertido en una parte fundamental de su vida. Se había acostumbrado a tenerla al lado, a buscarla con la mirada por la casa, a encontrar refugio en sus brazos y a los constantes gestos de cariño que compartían. Es cierto que no habían dejado de hablar y de estar en contacto durante esos días, pero no era lo mismo ni muchísimo menos. Mientras releía la última conversación que habían mantenido por whatsapp, Natalia no pudo evitar recordar la conversación que había tenido con sus hermanos unos días antes. Estaban juntos en el salón cuando había recibido una foto de Alba con su gata que le habían provocado una sonrisa, provocando las preguntas  y los comentarios de sus hermanos.

E: ¿Qué tal se lo tomó Mikel?

N: Pues bien, la verdad es que por suerte parece que todo está aclarado y que no hay ningún problema entre nosotros. No sé, supongo que al principio será un poco raro, pero parece que está todo bien.

S: ¿Le contaste lo tuyo con Alba?

N: A ver, es que tampoco hay algo mío con Alba. -Dijo tocándose el piercing de la nariz en un acto reflejo, viendo como Elena, expresiva como ella sola, subía una ceja algo más de lo normal ante sus palabras-. O sea, me refiero... Está claro que los dos sentimos algo, y Mikel lo sabe, pero  de momento no hay realmente nada entre nosotras.  Además que tampoco le puedo explicar a él algo que ni yo misma tengo claro aun.

E: Bueno, pues por tu bien espero que las dos os aclaráis pronto, porque ella y Marina me caen genial y estamos tardando en ser familia. -Bromeó-. Además, que con un poco de suerte le dais un empujoncito a Santi y Marina, que yo ahí veo carpeta -Soltó ganándose una colleja de su hermano y las carcajadas de Natalia-.

Alba, por su parte, también tenía muchas de ganas de reencontrarse con Natalia después de esos días. Durante el viaje desde Alicante a Barcelona le parecía que el tiempo pasaba más lento de lo habitual mientras rememoraba alguna conversación que había tenido con su familia aquellos días. Aunque prudentes, tanto su madre como su padre, que había ido a Elche para poder verla, se habían encargado de hacerle saber que habían notado algo especial con Natalia y que, fuese lo que fuese y les llevase donde les llevase, estaban encantados de que Alba tuviese a alguien así en su vida con quien afrontar todos los cambios que inevitablemente llegarían. Su hermana no había sido tan prudente como sus padres, sino que ambas habían tenido una conversación profunda en la que Alba le había confesado todo lo que pasaba por su cabeza, el vértigo ante la repercusión que todo había alcanzado, los sentimientos que albergaba por Natalia y sus temores por dejarse llevar y que las cosas saliesen mal, acabando por romper la estrecha relación que habían conseguido formar. Y Marina la había tranquilizado diciéndole que ambas parecían estar en el mismo punto y que, si iban despacio, nada tenía por qué salir mal. La ilicitana quiso creer que era cierto. Necesitaba creer que era cierto, y desde luego se esforzaría para conseguirlo.

DecisionesWhere stories live. Discover now