Prólogo

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Las gotas golpeaban con furia todas las ventanas de la casa, él estaba en el balcón fumándose un cigarro, con los pocos coches que recorrían la calle un sábado a las nueve de la mañana como banda sonora, observaba la imagen más bonita que había visto. Su largo pelo castaño esparcido por la almohada, aún con la posición de haber estado abrazada a su cintura durante todo la noche. Estaba tranquila, o eso mostraba su expresión facial. Cualquiera, en su sano juicio caería rendido ante esa imagen, como él, que la miraba como si fuera la joya más preciada, el ser con más luz que había visto en mucho tiempo. Incluso dudaba si se había conocido a alguien con esa aura.
Tras terminar el arma letal que tenía entre sus dedos volvió a la cama con ella dejándola un beso en su cabeza. No tenía intención de despertarla un sábado con este día, quería pasar tiempo así con ella: ver cómo dormía y como su cuerpo se amoldaba a él a la perfección.

El teléfono de la chica les despertó, ambos se miraron adormilados y algo confusos. Él la hizo un gesto para que cogiese el móvil. Era su amiga Ana para recordarles que hoy habían quedado para ir a comer  a un restaurante por Madrid, y menos mal, porque si no hubiera sido por su amiga no se hubieran presentado a la reunión de amigos.

Sus amigos les esperan en el pequeño local de la capital sentados en la mesa y como es normal, han llegado tarde. Disfrutan de una comida entre anécdotas, chistes, risas y mucha felicidad. Menos en una de los presentes, quería guardarse el sonido de todas y cada una de sus risas por si acaso no volvía a saber de ellos, a no verles nunca más. Su rostro y mirada fueron perdiendo su brillo característico.

En el restaurante empezaron a emitirse voces que resbalaban en el frágil cuerpo de Aitana. El joven, preocupado, intentó pararla, pero ella ya había fantaseado con irse, y desaparecer del mapa un tiempo, aunque fuese en alguno que habían creado ambos.

Cepeda, no podía imaginarse ni un segundo sin la presencia de la dulce chica, y por más, que se estaba concienciando de que esto podía parecerse a algo parecido a un final, se negaba rotundamente a que ella tuviera el privilegio de desaparecer como una estrella fugaz. Corrió tras ella, agarrándola de la diminuta cintura y llevándola hacía su pecho. Inspiró su perfume a coco impregnado el pelo y eso le reactivó alguna parte de su cerebro que contenía unos vagos recuerdos de ellos. Empezaron a atropeyarse en su mente, colisionando unos con otros y con imágenes nítidas de los innumerables besos en el sofá, en el parque o en un jardín. La primera vez que se vieron. Su primera mirada. Todos esos recuerdos se empezaron a difuminar cuando Aitana se deshacía de su agarre y de como en un momento, le miró a los ojos. Su mirada perdida le perforaba el corazón, pero lo que más le hacía andar perdiendo el norte, eran sus pocas palabras, y las verdaderas ganas que tenía de huir de un amor incondicional, que según él, no se le iba a presentar ninguna oportunidad como esa. Pero Cepeda no fue tras ella, se sentó en el bordillo frío y vio como se evaporaba tras bajar las escaleras, dejándole sin respiración. No estaba seguro si su corazón volvería a retomar el ritmo normal.
Aitana llegó al portal con un nudo en la garganta e insegura de lo que estaba haciendo, como si se debatirá entre vivir o morir. Una lágrima traviesa le recorrió el rostro pero ella estaba decidida que esta vez no iba a llorar por él, ya no. Llegó al tren con paso firme y mientras se sentaba en su respectivo asiento, no pudo evitar reprimir una sonrisa de las numerosas aventuras que habia vivido en aquel lugar al que se alejaba, como si eso, pudiese cambiar su decisión.

Puede que ahora, sea el verdadero comienzo.

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Hola!!! Empiezo con mucho miedo porque seguramente que solo me van a leer dos personas, pero aún así me hace muchísima ilusión poder publicar esta novela que llevo escribiendo hace mucho tiempo y que me gustaría terminarla algún día.

El miércoles subiré el primer capítulo para que podáis continuar leyendo.

Podéis seguirme en Twitter @adriiialvarezz

Un beso!!

Posdata: Te Quiero Onde histórias criam vida. Descubra agora