14. La sorpresa

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LUIS

Ayer entendí la extraña conexión que establecí con aquella mallorquina de ojos azules hace menos de una semana en aquel bar del pueblo, donde un sábado al mes nos reuníamos todos para tomarnos unas cervezas y charlar un rato. Un bar donde no me imaginaba cruzarme con nadie, solo imaginaba pasar una velada con mis amigos y pillarnos una pequeña borrachera todos juntos, como ya era tradición cada vez que nos juntábamos.

Pero dicen que siempre ocurre algo que te descuadra todos tus esquemas y que llega a tu vida para desordenarla y ponerla patas arriba - la mía no es que estuviese demasiado ordenada, es más, estaba en un intento de reconstruirla e intentar encontrar la paz en el caos en el que se estaba convirtiendo mi vida en estos últimos meses -.

Mi vida dejo de tener sentido cuando en aquel agosto, a finales, del verano de dos mil diecisiete, dónde estaba ella, cantando en aquel bar-karaoke por el que solíamos frecuentar mis amigos y yo, cantando una canción de Sia al piano.
Pocas personas la escuchaban, solo unos cuantos éramos capaces de percibir su magia sobre un escenario.

Mis amigos y yo nos quedamos embobados contemplando a la pequeña - que si me llegan a decir que tenía tan solo dieciocho años no me lo creo, se la veía tan mujer - de flequillo que nos cautivó desde el segundo uno. Cuando terminó de cantar y bajó del escenario no dudamos demasiado en acercarnos a ella para felicitarla por aquella actuación. Íbamos con esa intención, pero nos confesó que estaba sola y que no tenía a nadie así que la acogimos en nuestro grupo.

Todos la vimos algo especial, quizás su inocencia o por ser la más pequeña de todos era alguien único, pero para mí, sin duda era mucho más que eso. La vida parece que la puso en mi camino para llenar el vacío que me acababa de dejar mi abuela hacía tan solo un mes. Y me recompuso, pocas personas han sido capaces de llegar hasta el fondo de mi alma y quedarse en mi vida, la mayoría huían. Ella, sin embargo, solo hizo lo que creía que debía que hacer, abrazarme fuerte y coser todas mis heridas, la de mi abuela y otras muchas del pasado.

A partir de ese momento mi vida dio un giro de ciento ochenta grados cambiando mis prioridades por otras, poniéndola a ella en el centro de mi universo.

Pero es que la vida es aquello inesperado que ocurre y te descoloca todo, eso hizo ella cuando después de coser y cicatrizar todas y cada una de mis heridas, y después de conocer todos mis fantasmas, los arrojó al suelo como si no tuviese compasión por mi, como si yo fuese un trozo de escoria que no servía para nada.

Y justo ahora, en el momento que de verdad quería recomponerme, para volver a la vida con más fuerza, porque a veces es necesario parar en seco y luego continuar el viaje, había aparecido ella, su alma gemela para recordarme que quizás yo no era esa persona que está capacitada para tener una vida ordenada, quizás estaba hecho para vivir y experimentar venga lo que venga. Pero llegados a una edad, lo único que deseaba era estar tranquilo y en paz conmigo mismo, pero la vida no dejaba de ponerme obstáculos para conseguirlo.

Me meto en la ducha para intentar borrar su perfume, que es el mismo que el de ella, por cierto.

Se me viene a la mente sus manos acariciando cada milímetro de mi cuerpo como si fuese un dios y me estuviese contemplando y adorando. En su mirada solo podía ver ansia por tenerme más cerca a ella y satisfacción por tenerme. Recuerdo algunos de sus movimientos, con algo más de experiencia que su prima después de haber tenido pareja, pero no eran tan especiales ni me hacían sentir la persona más feliz del mundo. Sus labios sabiendo a miel como ella y dejándome una infinidad de besos desde mi oreja hasta mis pelvis. Su manera de abrazarme y aferrarse a mí durante el primer beso.

No tenía nada distinto ni me estaba enamorando de ella, pero ayer la volví a sentir cerca, la volví a notar entre mis brazos entre embestida y embestida. Cada vez que abría los ojos para observar su rostro me sorprendía ver una melena rubia esparcida por el suelo y no su flequillo despeinado a causa del sudor.

Posdata: Te Quiero Where stories live. Discover now