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Un alfa enojado gruñía mientras discutía con su madre. Se sentía traicionado por su propia progenitora al haber dejado que aquel sucio omega pisara su —ahora— casa.

—Te estás comportando como un adolescente inmaduro, Jungkook. —Su madre le dijo con demanda.

—Es tu culpa, mamá. ¿Cómo se te ocurre? sabes que ya no quiero verlo de nuevo, —Suspiró—, aún me duele. 

El alfa sobó su sien y se sentó frente a su madre. Aún no podía creer que lo había visto después de mucho tiempo y lo que lo aturdía aún más era, el que aún podía sentir una pizca de sus emociones y sentimientos, eso fue lo que lo enfureció en el encuentro ¿no se suponía que fue marcado por otro? ya no debería sentir nada respecto a ese omega traidor.

Le había dado todo ¿y cómo le pagó? de la peor manera. Su lobo y él mismo todavía resentían aquella infame traición, y el verlo sólo provocaba muchas emociones encontradas, emociones que ya no quería sentir porque hacía que doliera, su pecho dolía.

—Hijo... ¿por qué te castigas así? debiste escucharlo y hablarlo como los adultos que son..., debieron...

—Detente mamá, sabes que eso es imperdonable. Además, ¿no eras tú la que en un principio se negaba a nuestra relación? —La mujer se cohibió un poco al recordar—. Y ahora vienes a hablarme de él como si nada, le hablas a él como si..., olvídalo, me voy a descansar.

La mujer no dijo más, vio como su hijo subía los escalones y desaparecía de su vista, le daba mucho pesar su situación y sólo gesticuló lo que no pudo decirle de frente a su hijo.

—Porque se nota que se aman y lucharon por ese amor sin importar que... no eran predestinados.

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TaeHyung se recostó en su cama soltado un suspiro de cansancio, después de hablar con su pequeño y darle algunas razones por las que debe comprender y no resentir el comportamiento de su padre, le cantó hasta que lo vio dormir, un beso en su frente fue la despedida, luego pasó por donde su bebé y haciendo el mismo acto se despidió para entrar a su habitación y tratar de dormir, lo cual no era posible.

Recordó el encuentro con su..., ex alfa y eso hizo que su marca doliera, haciendo que llevase su mano a ésta para sobar. Su olor lo había descolocado en gran manera, después de tantos meses lo había sentido de nuevo y eso, eso fue vida, como si le entregaran aire el cual necesitaba con locura, quiso tirarse a sus brazos, aspirar su aroma y dejarse poseer en ese instante, pero todo eso sólo debía quedarse en su mente, nada más.

Se preguntaba si la habitación que compartían aún tenía su aroma, desde lo sucedido había cerrado esa habitación y entregado la llave a YoonGi para no caer en la tentación de entrar. Ahora él dormía en la habitación de huéspedes, su pequeño en frente y su bebé a la par de la suya, y para poder estar pendiente, tenía un radio de comunicación en la habitación del bebé para escucharlo con mejor claridad.

Todo su entorno había cambiado, todo que le recordara a él.

Su marca volvió a doler, pero esta vez porque resentía aquella falta, vaya... eran más frecuentes y eso sólo le hacía saber que su tiempo era limitado.

Después de todo, se lo merecía ¿no?

Aunque le doliera, le hacía feliz el verlo feliz a él y es que eso era suficiente, si sus cachorros y él lo estaban, con eso se conformaba, no importaba nada más, ni él mismo.

El sonido de su móvil lo hizo volver en sí y con desgana lo cogió, sonrió al ver el nombre de su Hyung favorito.

—¡YoonGi Hyung! —Expresó con alegría.

La verdad no contada |KookV| [Omegaverse]Where stories live. Discover now