25.

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Dos adultos y dos jóvenes se encontraban en la casa, las parejas debatían entre dividirse la tarea de preparar la comida y lavar los platos a su vez.

Jisung era malo en la cocina, como nadie lo sabía, a excepción de Donghyuck, lo dejó en claro para que no hubiesen problemas.

— Yo limpiaré todo, no soy bueno cocinando.

Jungwoo por su lado, escogió cocinar junto a Yukhei, ya que ellos eran buenos cuando se trataba de comida.

Quedando así Kun como compañero junto a Jisung para la tarea de lavar los trastes.

Después de unos minutos llegaron Donghyuck y Mark con sus cabellos mojados, pero nadie pudo notarlo ya que todos estaban en la cocina, lo cual ellos agradecieron mucho porque no querían contestar las preguntas incómodas que harían los chicos.

Entraron en la habitación que compartirían, secaron sus cabellos y cambiaron de ropa, ya que estas se veían un poco húmedas debido a que sus cuerpos lo estaban cuando se las pusieron encima.

Ninguno fue capaz de originar palabra alguna hasta salir del cuarto, donde inventaron una excusa por lo de su cambio repentino de ropa, y el cabello mojado, claro.

Pero cuando entraron en la cocina se dieron cuenta de que las parejas estaban tan enfrascadas en lo suyo que apenas fueron capaces de saludarlos.

Jisung estaba sentado en la encimera de la cocina mientras Kun le daba de comer pequeños trozos de pan que cortaba él mismo, el mayor se veía tan feliz de hacer aquello que Donghyuck no fue capaz de reprocharle a su hermano que se bajara de aquel lugar.

Por otro lado, Jungwoo picaba unas cebollas moradas mientras Yukhei le abrazaba por detrás y le susurraba palabras excesivamente tiernas.

— ¿Necesitan ayuda? — Preguntó Donghyuck mientras pasaba libremente por la cocina.

— Oh no, nosotros lo tenemos todo listo. — Respondió gentilmente Jungwoo.

Donghyuck asintió y se sentó junto a Mark en las sillas que se encontraban en el comedor.

El menor no dejaba de pensar en el beso, tan delicado y maravilloso, en lo caliente que se sintió al tener el cuerpo de Mark cerca del suyo, de lo bien que se sentía el enredar su lengua con la del mayor o de lo vergonzoso que fue hacer aquello con tan solo ropa interior.

— ¿En qué piensas? — Preguntó Mark con una mirada divertida.

— ¿Yo?, en nada, solo en que será lo que comeremos. — Respondió el chico sin sonar nervioso.

— Creí que pensabas en lo mismo que yo. — Comentó Mark ladeando su cabeza con su mirada fija en el otro.

— ¿En qué piensas tú? — Preguntó Donghyuck curioso.

— En lo bien que se sintió volver a tocar tus labios con los míos.

— ¿P-Por qué estaría pensando en ello?

— Mantienes tu mano sobre tus labios desde que nos sentamos aquí. — Contestó con cierto tono de obviedad.

Donghyuck apartó su mano y llevó su mirada hacia otro lado que no fueran los ojos penetrantes de Mark.

Cuando este iba a decir otra cosa la puerta de la casa se abrió, mostrando a la abuela de Donghyuck junto a un anciano que Mark no tardó en reconocer.

Donghyuck se levantó del sillón alegremente y fue corriendo hasta llegar con sus abuelos.

— ¡Abuelo! ¡Te extrañe tanto!

El anciano sonrió y abrazó a su nieto para luego llevar su vista hasta la otra persona presente.

— Así que mi nieto más preciado es el que te gusta, pues tendrás que pasar mis pruebas si deseas que te dé mi permiso, señorito.

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