Dos

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Muchos son los secretos que guarda un mundo y muchos más los que guarda un universos. Gowasu conocía muchos de esos y guardaba otros tantos allí,en su templo, como cualquier otro Supremo Kaiosama. Entre los centenares de gabinetes en que se escondían reliquias milenarias,había una muy especial. La llamaban "Agua del tiempo" y según decían podía devolver la juventud,pero por un periodo de noventa días. No era mucho,pero suficiente para su propósito.

Podía ser un total desatino de su parte,pero ¿Wué mal podía causar? Sólo quería decir lo que no dijo hace tiempo atrás. Una pausa en su vida para por una vez hacer algo por él y para él.Lo necesitaba de alguna forma que no podía definir. Sentía  como si hubiese dejado un libro a medio leer con un marcador en una página particular. Veía el libro de tanto en tanto,con el marcador asomándose  entre sus páginas, invitándolo a seguir la lectura, mas lo ignoraba,pues había otros libros que por urgencia, necesidad y labor debía leer. Pero ese, seguía ahí en el librero llamando su atención de una o de otra forma.

Su universo no era el mejor,pero al menos no estaba en caos.No habían grandes guerras ni seres poderosos que estuvieran causando desastres ¿Qué podía pasar si se tomaba un respiro? ¿Estaba siendo irresponsable? De ninguna manera,por el contrario requeria aquello,lo necesitaba con vehemencia. Llevaba dos horas con esa pequeña botella en la mesa, puesta delante de él haciendo una lista de los pro y los contra de su idea para finalmente tomar una decisión. Sujeto la botella,le quitó la tapas y... La volvió a cerrar. Sintió que estaba actuando de forma insensata,mas si ya lo había decidido sólo quedaba una cosa por hacer y eso era proceder. Abrió la botella y se bebió el contenido. No tenía ningún sabor particular,era como agua cualquiera,sólo que un tanto fría considerando que estaba bajo el sol.

Gowasu se quedó allí esperando algún cambio,pero nada ocurrió eso pensó en primera instancia. Era de noche cuando abrí los ojos y apartó el rostro de la mesa del té en el centro de ese patio. Se levantó algo aletargado y se fue al baño para lavarse la cara. Era un lugar sencillo y agradable,ese cuarto de baño de maderas piedras y pequeñas plantas entre las cuales había un espejo puesto ahí por su predecesora. Se miró por casualidad nada más y su reflejo renovado lo hizo, incrédulo,aferrarse al marco del espejo. Su cabello era más abundante y un poco más largo, su piel lozana, tenía un color más fresco y sus ojos tenían una expresión distinta,algo más jovial. Se apartó el mechón de cabello del rostro y se lo peino hacia atrás,aunque volvió a caer hacia delante sólo que ahora no le cubría el ojo.

-Realmente funciona-dijo en voz alta y hasta su voz había rejuvenecido.

Miraba asombrado su reflejo y no dejaba de tocarse la cara y mirarse las manos. Estaba hecho,ahora sólo debía jugarse esa última carta para poder cerrar ese capítulo inconcluso, mas al mirarse en el espejo con menos exaltación que al principio,su reflejo le recordó a alguien más. Se sorprendio al descubrir que de joven, su apariencia era muy similar a la de Zamasu.

Mi última primaveraWhere stories live. Discover now