cuatro

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Gowasu les llevó el té y luego se retiró a seguir con sus labores de aprendiz. Estaba algo desanimado producto de su vergonzosa actuación delante de la ángel Cus,que para empeorar su situación,tuvo la amabilidad de cubrir su desastre. Llegó al jardín y comenzó su labor. Plantaba unas flores tranquilamente cuando la sombra de la ángel, le advirtió de su presencia tras él.Se levantó rápido y le inclinó la cabeza para saludarla con algo de torpeza. Ella tenía un mirada triste y él sabía porque.

-Para ser un aprendiz de Supremo Kaiosama,no es usted alguien con mucha paciencia-le dijo la ángel.

-Es que yo...

-Los humanos terminan con la paciencia de cualquiera, de eso puede estar seguro jóven Gowasu-le dijo ella sentándose sobre la hierba-Pero tan terribles no son.Están llenos de bondad,
amor,esperanza y muchas otras cosas que suelen aflorar en los momentos más oscuros. El resto del tiempo son grises,por así decirlo.

-Eso lo sé-le dijo Gowasu-Sólo digo que no guardan respeto a la naturaleza que los sostiene. No desconozco sus virtudes,señorita Cus.

-Bueno...Hay especies y especies,
pero tienes razón...Voy contarle  algo...

Y esa fue la primera de muchas tardes en que la ángel Cus, pasó contándole historia de los mortales,que dieron a Gowasu visiones distintas de ellos. Fue aprendiendo de la mano de su maestro,que era muy estricto, y de la mano de la ángel Cus,que era amorosa. Poco a poco de la admiración por ella,pasó al cariño y un día se descubrió perdidamente enamorado. Para entonces,el Supremo Kaiosama también estaba enterado. Le bastó observar a su aprendiz para descubrir lo que le sucedía y no lo vio con buenos ojos. No quería lastimar a Gowasu,pero debía ser honesto. Una tarde lo llamó para hablar y esa charla,lo cambio todo.

Gowasu recordaba aquello viendo su reflejo. Puso su mano sobre el espejo y apoyo en el la frente dando un largo suspiro que empaño el cristal. Se quedó así un momento y luego se apartó para quitarse la ropa. Quería refrescarse un poco y su cuerpo lozano le resultaba algo un poco extraño,mas lo asimiló rápido. Su piel estirada dejaba ahora ver mejor la cicatriz que le quedo tras recibir la estocada mortal de su aprendiz, en el futuro alterno. Una marca perpetúa que el joven Trunks no pudo curar.

Muchas cosas del pasado son irreversibles. Pocas veces se tiene también la oportunidad de retomar algo. Él tenía esa posibilidad y debía aprovecharla,pues tenía poco tiempo para lograrlo. La ángel Cus,probablemente no tendría de aquel momento un buen recuerdo. Tal vez a un le dolía, quizá en su interior le guardaba algún resentimiento ¿Cómo saberlo? Delante de él, jamás dió señal alguna de nada de eso,pero le costaba imaginar que no albergará un poquito de odio o semejante por él. Debía averiguarlo ¿Qué pensaría ella, cuando lo volvería a ver cómo antaño? No podía y no quería imaginarlo.

Salio del baño pensando en cómo se presentaría delante de ella, en los próximos días,cuando la presencia de la ángel y su dios lo hizo mirar a través del corredor.

Mi última primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora