III

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Rio divertida, sintiendo como los pollitos le hacían cosquillas en sus manos, mientras picoteaban para tomar los pequeños granos.

—Ay, yo me quiero llevar a uno de estos bebés ¡Son muy tiernos!

—Sí, son muy lindos cuando son tan pequeños. Sus plumas son muy suaves.

—Sí, y sus ojitos, me encantan —sonrió—. Oye Bastien ¿A qué hora terminas tú jornada?

—¿Jornada? Yo vivo aquí.

Levantó la mirada, y lo observó confundida.

—¿Cómo qué vives aquí?

—Vivo aquí, en el establo.

Sabía que su padre tomaba a hombres muy humildes, pero no imaginó que Bastien fuera alguien sin hogar.

—Vives aquí, y yo ni enterada... Entonces ¿A qué hora cortas con tu trabajo?

—Trabajo todo el día, señorita Von Der Nooth.

—Entonces, eso quiere decir que no importa a la hora que venga a verte, voy a encontrarte siempre aquí —sonrió.

***

Bastien había sido separado de su familia cuando tenía diez años, cuando un grupo de hombres armados, llegaron a su barrio, una villa donde vivían muchos de los de su especie.

Una especie de desarmadero, donde vivían de lo que encontraban en la basura. Bastien era el segundo de cinco hijos, y cuando esos hombres llegaron a llevarse niños y muchachos que sirvieran para trabajar, su hermano más pequeño era un bebé de apenas tres meses.

Desde entonces, él no había vuelto a ver a su familia, no sabía si ellos seguirían con vida, o que habría pasado con su hermana mayor, por sólo dos años, que uno de esos tipos se había llevado.

El joven azabache había pasado toda su vida encerrado, siendo explotado junto a otros muchos niños y adolescentes, que los obligaban a realizar el trabajo pesado que nadie más quería hacer.

Los últimos seis años, antes de que fuera comprado por el señor Von Der Nooth, Bastien habían trabajado en una empresa de separación de residuos industriales.

Y quizás por su vida tan alejada de la sociedad y los humanos, es que el muchacho sentía cierta atracción por la jovencita Von Der Nooth.

Había conocido muy pocas mujeres, ya que siempre a los de su especie los ocultaban, y era la primera vez que tenía sentimientos por una.

Era verla llegar, y que algo dentro suyo se emocionara. Escucharla hablar, le encantaba escucharla, el timbre de su voz, el tono tan suave y tierno que ella usaba con él.

La forma en que lo miraba, que muchas veces lo ponía nervioso, y torpe, le gustaba. Candice le gustaba, pero sabía que algo entre ellos era imposible.

Y a medida que pasaban los meses, sus sentimientos eran más fuertes. Jamás había estado con una mujer, pero comenzaba a sentir un deseo muy fuerte por ella.

Ella era hermosa, era tan delicada, que una joven así, jamás se fijaría en alguien como él.

***

Primavera, amaba la primavera, era la estación preferida de Candice. En primavera sus campos florecían, llenado el aire con su deliciosa fragancia.

En primavera aparecían las mariposas, las luciérnagas, las aves cantaban más. Ella había nacido en primavera, era la estación del amor.

BastienWhere stories live. Discover now