XVII

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Observó el perfil de aquella muchacha, quién sabía que era la misma joven que había conocido hacía más de un año atrás, y se debatió internamente de enviarle o no un mensaje.

Pero al ver que muchas de sus publicaciones era pidiendo ayuda para encontrar a un hombre, un joven bestia, se preguntó si ese sería el padre de Luke.

Si algo compartía ese tipo con el bebé, era el color de sus ojos azul intenso. Las orejitas típicas de ellos, y la forma de sus ojos. Y entendía también que la joven no supiera que su hijo estaba vivo.

Y muy posiblemente lo adoptaran.

También había visto que ella ya no estaba viviendo allí, que se había ido a otro país, lo cual, más razones le daba para decirle la verdad.

Si ella volvía por su hijo, si realmente lo quería, podía tenerlo ahora.

***

Luego de haberse quedado dormida, de tanto llorar, tomó su celular, para ver que tenía muchos mensajes sin abrir de Zoe, quién también le estaba diciendo que estaba mal.

Pero ella no estaba en condiciones de ayudar a nadie.

Se levantó para lavarse el rostro, y prepararse algo para cenar. Eran más de las nueve de la noche, y lo último que había comido había sido a las dos de la tarde.

Y mientras ponía agua a hervir, para hacerse unas pastas, le llegó un mensaje de una cuenta desconocida, un perfil privado.

Extrañada lo abrió, y se encontró con algo que jamás creyó que leería.

"Hola, sé que tú no sabes quién soy, y que quizás este mensaje te parezca una broma de muy mal gusto, pero antes de que dejes de leer, quiero que sepas que cuando te internaron, llevabas una camiseta rosa y un jean azul marino.

Fui una de las enfermeras que estuvo durante tu intervención, y que conoció a tu bebé, tuviste un varón. Tú niño nació pesando sólo un kilo ochocientos, y no estaba muerto como te habrán dicho.

Me ordenaron que lo eliminara, junto con el resto de placenta, para que no hubieran pruebas, pero no pudo hacerlo. El bebé estaba vivo y respirando.

Luke, así lo nombraron, es un bebé muy sonriente, feliz, pero que ha quedado con algunas secuelas respiratorias. Sus pulmones aún no estaban bien desarrollados, y ahora se suele enfermar con mucha facilidad. Pero aún así, él es muy feliz.

Luke ahora tiene un año y casi cinco meses, le han salido sus dos primeros dientitos, y está a la espera de ser adoptado. Un matrimonio quiere hacerlo.

Si te envío éste mensaje ahora, si esperé tanto tiempo, es porque quería lo mejor para el bebé, y creí que con una nueva familia lo sería. Pero también sé, que sufriste mucho por tu hijo.

Ahora que sé que ya no vives aquí, que tú hijo podría estar a salvo si llegaras a recuperarlo, es que me siento segura de decírtelo.

Sé también que estabas buscando un muchacho bestia, él cual imagino que es el padre del bebé, y lo único que puedo decirte ahora, es que deseo de todo corazón que recuperes lo que te arrebataron, tu familia.

Si ya no quieres saber de él, no voy a juzgarte, simplemente ignora éste mensaje."

Un llanto melancólico sonó en toda la habitación, sin poder creerlo. Pero leer eso, ver la foto del bebé que le había enviado... Lo hacía tan real todo.

Y ese pequeño rubio de ahí, se parecía a Bastien. Los mismos ojos, sus orejitas, y rubio como ella cuando había nacido.

Su hijo estaba vivo, su pequeño no había muerto, y era un niño precioso.

***

Gillian lo había regañado por las cosas que él le había dicho a la jovencita, después de que Bastien le contara que la había seguido hasta su casa.

Y sí, ahora con la mente más tranquila, y con más recuerdos de ella que llegaban después de dormir, se sentía algo culpable. Es por eso que la estaba esperando a la salida de su trabajo para hablar con ella.

Tampoco podía olvidar lo que le había dicho... Estaba embarazada, ellos iban a tener un bebé ¿Y él lo sabía?

—Candice.

Ella no se detuvo al escucharlo. Había hablando con su jefe, pidiéndole si podían adelantarle las vacaciones. La castaña no quería perder su trabajo, pero debía viajar cuanto antes a su país.

Y dos días no eran suficientes, además de necesitar dinero. Y después de hablarlo, y explicarle su situación, su jefe había accedido a dárselas, junto con el pago de la misma y el sueldo del mes.

—Te estoy hablando —le dijo en un tono molesto, deteniéndola.

—¿Qué quieres, Givon? —pronunció molesta también, soltándose de su agarre.

—¿Por qué me ignoras? Quería hablar contigo, disculparme por lo de ayer. Yo... Yo estaba muy enojado y sólo estabas tú, y me descargué contigo.

—Okay —pronunció antes de girarse y continuar con su camino.

Debía ir al banco y retirar el dinero, para irse cuanto antes a comprar el boleto de avión.

—¿De cuántos meses estabas? ¿Él bebé nació? ¿Yo lo sabía? ¿Qué fue?

Ella lo ignoró y siguió caminando. ¿Ahora decía que estaba arrepentido? Qué hubiese perdido la memoria, no le daba derecho a decirle toda esa mierda.

—Candice, por favor, lo único que quiero es... Es saber que pasó con el bebé.

Se detuvo, y lo miró.

—No sabías que estaba embarazada, incluso yo tampoco lo sabía. Para finales de agosto, cuando no pude seguir ocultando el embarazo, me llevaron a una clínica privada para que me hicieran un aborto. No sé de cuántos meses estaba, porque nunca pude hacerme un exámen, pero el bebé nació prematuro. A mí me dijeron que había nacido muerto, y yo sabía que era mentira, ¿Pero que más podía hacer? Desperté al otro día, con mí vientre vacío.

—¿Y cómo dejaste que te llevaran a una clínica? ¿Qué te hicieran un aborto? ¿Por qué no hiciste nada para evitarlo?

Con toda la rabia que le causó escuchar eso, le dio un cachetazo.

—¿Qué mierda sabes tú por lo que pasé? ¡Me metieron a la fuerza en ese maldito auto! ¡Cuatro enfermeros tuvieron que sostenerme para sedarme! —le gritó al borde de las lágrimas—. ¡Tú no sabes nada, Bastien! ¡No tienes idea de lo que es perder un hijo! ¡Tú no lo llevaste en ti!

...

BastienWhere stories live. Discover now